Page anunció su candidatura a
SG de Castilla La Mancha. Dice hacerlo con ilusión, por responsabilidad y para
culminar su proyecto. Afirma que así va a ayudar a Pedro Sánchez a llegar a la
presidencia del Gobierno. Hasta ahí todo loable, pero luego añade otros
argumentos más cuestionables, tratando de convencernos de la conveniencia de
evitar tener que acudir a primarias regionales. Page se ha convertido al
“sanchismo” y ya no afirma que se marcha si Sánchez sigue, sino que ahora dice
compartir el modelo de partido salido del 39º Congreso a pies juntillas. Adorna
su presentación, asegurando haber realizado un esfuerzo de renovación de formas
y de caras, pero pese a su empeño en proclamarlo, solo sus más fieles lo han
debido percibir, pero no el conjunto de la militancia.
Mientras, en Albacete, también
ha presentado su candidatura a la Secretaria General de la Agrupación de la
capital, Emilio Sáez, diputado regional y hasta hace unos días representante de
la plataforma pro Susana Diaz en esta provincia. También Sáez ha mostrado su
fidelidad al SG, ese Pedro Sánchez que hace nada le parecía la reencarnación
del mismo Lucifer al hoy candidato.
Tanta conversión repentina al
“sanchismo”, tanto en la forma como según afirman en el fondo, suena a maniobra
de acomodación a las nuevas circunstancias internas del PSOE, como si en ello
les fuese a los conversos su continuidad en puestos de decisión y responsabilidad.
No suenan a convencimiento post reflexión, sino a oportunismo, aunque hay que
decir que cosas más increíbles se han visto a lo largo de los años en el
socialismo castellano manchego.
Todo esto me lleva a pensar,
si tanto esfuerzo de los/las militantes socialistas ha sido útil para cambiar
este viejo partido. En todas las CCAA (ahí están los resultados en Andalucía,
Extremadura o Comunidad Valenciana) al final, los resultados de las primarias,
en nada le han restado poder a los barones, quienes simplemente han decidido
esperar a que les soplen mejores vientos. Muy al contrario, vemos que son
muchos los lugares donde se asiste al retorno de la dedocracia, y donde los
responsables de Organización de las primarias, regionales o provinciales, continúan
tras puertas que niegan lo que esconden . Quizás no es que vuelvan, sino que
fue un espejismo pensar que alguna vez se habían ido, porque en realidad nunca
se fueron.
En este escenario, muchos
pensamos que en Albacete nada va a cambiar. Todo va a seguir como siempre,
aunque cambien algunos rostros. Los de siempre, seguirán dando la cara en
defensa de ese nuevo modelo de partido, mientras otros (también los de siempre)
aprovecharán el menor resquicio para repetir los mismos mecanismos, esos que
les situaron en los sillones que hoy ocupan.
Aunque no guste oírlo, en la
región y en la provincia, asistimos a la teatralización, de como a un aparato
le sustituye otro, pero conservando algunas partes del antiguo. Es el cambio
para seguir igual, un diagnostico confirmado en todas y cada una de las
exploraciones complementarias realizadas en esta provincia y región. Todo
apunta a una situación con difícil tratamiento quirúrgico, si no se cuenta para
ello con el apoyo de Ferraz, que parece decidida a no intervenir, dando la
impresión que no valora el riesgo de recidiva que supone no sanear tejidos
afectados de forma importante y a lo largo de años. Aunque no lo quieran
admitir en la nueva Federal, de Sánchez, en muchas regiones y provincias el
enroque hecho es de tejido tumoral, con alto riesgo de metástasis a corto
plazo.
A quienes crean que exagero
en mi percepción, les invito a este ejercicio de imaginar un escenario futuro.
Tras el desastre de gestión del problema en Cataluña, no sería descabellado
pensar que Rajoy plantease celebrar Generales en 2018. En ese caso, los
socialistas que apoyamos el cambio de modelo, nos volcaríamos con nuestro
candidato a la presidencia del gobierno. Lo haríamos sin haber dispuesto de
suficiente tiempo para empezar a cambiar el partido en concordancia con lo
establecido en las resoluciones del 39 congreso.
En esa situación, quienes con
su trabajo devolvieron a Sánchez a la SG, no habrán tenido posibilidad de
situar a nadie en las listas. Tampoco si hubiese elecciones municipales. La gente
verá las mismas caras de siempre y eso puede significar un castigo en las
urnas, y sin duda el responsable a los ojos de todos será Pedro Sánchez,.
Mientras, quienes estos días se proclaman defensores de Sánchez de toda la
vida, no sería raro que empezaran a pensar en otro nuevo 1 de octubre.
Un panorama muy poco
alentador. Porque puede que, sin darnos cuenta, estemos cayendo en un bucle.
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