Son muchas las voces en las redes que empiezan a exigir responsabilidades en mitad de la catástrofe por el retraso en las alertas de emergencia que algunos recibieron cuando el agua ya les llegaba al cuello. Otros lo hacen por la supresión de la unidad de emergencias de la Comunidad Valenciana que se justificó para ahorrar, pero que se suprimió en realidad para satisfacer a quienes no creen que el cambio climático es como una espada sobre nuestras cabezas. Tiempo habrá con más datos sobre lo ocurrido para hablar de esas responsabilidades de hoy.
Lo que ya no se puede cuestionar es que el cambio climático existe y de vez en cuando nos lo recuerda la naturaleza que no podemos continuar ignorándolo. Pero se nos olvida otra causa a largo plazo, el crecimiento urbanístico como instrumento de enriquecimiento de unos pocos, pero que se convierte en un arma de destrucción masiva cada vez que ríos, ramblas, rieras y barrancos sacan sus escrituras de propiedad y reclaman el suelo que siempre fue suyo. Puede que luchar contra ambos fenómenos tenga un coste inmenso, pero seguro que nos cuesta menos vidas que lo que ocurre por no dar marcha atrás en un crecimiento insostenible, y no solo no continuar invadiendo las zonas inundables, sino trasladando las ya construidas que nunca debieron permitirse a zonas seguras.
Y también un recuerdo para alguien que no está ya entre nosotros, a la que un día en nuestro parlamento una diputada del PP, la señora Beatriz Rodríguez Salmones le dijo sobre la UME “Señora CARME CHACÓN; deje de utilizar a nuestros soldados como apagafuegos" . Hoy muchos han salvado su vida gracias a aquella decisión política tan denostada entonces. Pocos quieren acordarse de que la UME les parecía una ocurrencia en Génova 13.
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