En unos días hemos pasado de escuchar que ¨esto lo sabía todo el mundo” (para presumir de que se está al día de lo que ocurre en la elite política), al ¨nadie sabía nada" por si alguien le pregunta "dime que sabías” y acabar pringado. No sé lo que publicarán hoy las redes, pero si se analiza lo ya publicado, te das cuenta de que no solo hay certezas, sino que también hay muchas preguntas y muchas dudas.
No parece el mejor momento para ponerse a analizarlas y responder a todas a la vez. Todo está tan polarizado que la capacidad de análisis en estos momentos brilla por su ausencia. Se palpa una sociedad sacudida no por la verdad, sino por miles de relatos masivos y todos a la vez sobre un mismo hecho. Lo que no parece quedar en duda es que vivimos en una situación de violencia normalizada, de imperio del silencio. A pocos les preocupa el hecho en sí, y mucho menos la proporcionalidad de sus respuestas o sus consecuencias.
La violencia sexual es una trampa, en la que siempre hay sometimiento, incluso cuando esta aparece como consentida. Tampoco falta nunca el miedo, lo que hace muy llamativo que ahora al varón se le prefiera malote, y que sea normal que se encumbre sobre todo a los encantadores de serpientes antes que a las personas normales. Y no necesariamente eso ocurre por inmadurez, pero el miedo siempre bloquea la posible madurez de una víctima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario