martes, 20 de agosto de 2024

ZAPATERO A TUS ZAPATOS


Decía Philip Gibbs que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que, si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos. Nuestro Tribunal Supremo muestra que posee más odio que piedad y que carece de misericordia, además de que con su forma de actuar hace pocos amigos. El Supremo ha rechazado aplicar la ley de amnistía en la parte relativa al delito de malversación y ese posicionamiento acabará desembocando en el Constitucional. Sin motivo, porque la legislación es muy clara, se avecina un choque de trenes.
Bueno es ver voces discrepantes en la judicatura, y no se acaba el mundo porque el Constitucional le enmiende la plana al Supremo. Lo que no está en cuestión es que los jueces no pueden hacer lo que les plazca y aplicar o no las leyes según su ideología política. Las leyes las hace el "legislativo" y aplicarlas es lo único que deben hacer los jueces, no es su función censurar al legislativo. Si no les parecen bien las leyes aprobadas en las Cortes, la opción que tienen es presentarse a las elecciones para que los ciudadanos les votemos, y entonces podrán hacer esa tarea de legisladores. No es necesario recordar que estamos en un "Estado Social, Democrático y de Derecho”, donde cada pieza tiene una función, y la del Constitucional, es la de "interprete supremo de la Constitución española, sometido únicamente a ésta y a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional."
Por mucho que se empeñen repitiendo machaconamente los medios de una derecha cavernaria, en su respaldo ciego a la derecha política y la extrema derecha, nuestro Tribunal Constitucional no se está convirtiendo al corregir al Tribunal Supremo, en un órgano judicial más. El TC constitucional vigila el cumplimiento de la Constitución por el poder ejecutivo, por el poder legislativo y por el poder judicial a través de los recursos de inconstitucionalidad, porque, como ahora estamos viendo, esos poderes se pueden desviar de la Constitución por mucho que se proclamen constitucionalistas. Y el TC no se ha convertido en nada más que lo que es.
Lo anterior, sin embargo, no es óbice para que el PP haya encontrado un filón para contrarrestar sus corrupciones que no eran comparables. Está claro que la derecha española está envalentonada. Hoy se atreve a decir lo que no hace tanto ni se atrevía a insinuar, para lo que manipula y miente como nunca. Pero si se mira la situación con cierta perspectiva, todo apunta a que estamos ante otra batalla más en la que el Poder Judicial por adquirir unas competencias que no tiene.
Por mucho que traten de reescribir la historia, la Constitución o la división de poderes, hay algo muy simple que todos deberíamos tener muy claro para que no nos engañen: al igual que el Parlamento no puede juzgar, los jueces no pueden legislar. Es aquello de toda la vida, lo de zapatero a tus zapatos.
Buen domingo

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