Todo por la pasta

La muñeca diabólica puede ser lo que se quiera, pero paga los favores recibidos. Nueva cortina de humo tapa novios: Leguina nombrado a propuesta del PP para el Consejo de la Cámara de Cuentas regional, de la Comunidad de Madrid.

Y claro, a partir de ese momento y con 100.000 euros asegurados, ya ve que lo del novio no tiene que ver nada con la presidenta, una pobre muchacha con coche de segunda mano y en piso de alquiler a la que todos atacan y se meten con su familia. Antes no recordaba haber dicho que prefería a Ayuso, pero es claro que Ayuso lo prefiere a él. Imita Ayuso a Esperanza, que puso despacho a Abascal, y ella lo hizo antes con Toni Cantó y la oficina del español. Y ahora a este felón le crea la oficina del “bien pagao por un puñao de parné”. Curioso para una cristiana que anuncie la compra de una momia socialista el mismo día que los romanos compraron a Judas Iscariote, por 30 monedas también, pero a precio de hoy.

No es fácil envejecer bien y evitar hacer el fantoche. Tampoco parece que le sea fácil a este señor envejecer y a la vez enterarse de las cosas. Nos argumenta para gozo patrio que su nueva jefa no tiene relación jurídica con su novio investigado, sino relación sentimental. Pero se olvida que Ayuso de lo que es responsable es de mentir, no de defraudar ni falsificar facturas como el novio. Que ha sido ella la que se ha metido en un charco con lo de que hacienda le debía dinero a su novio, y que al defenderlo desde el atril de la presidenta es ella la que deja de considerarlo un particular. Y por si no se ha enterado tampoco el señor Leguina, a eso hay que añadir que, al no cesar a MAR, ha convertido a la CM en cómplice de un tipejo que amenaza a periodistas, con amenazas si no ordenadas por ella, consentidas.

Ya se sabe don Joaquín, que poderoso caballero fue siempre don dinero, y que la mejor demostración de eso sigue vigente son los estómagos agradecidos. Seguro que ha sentido envidia del señor Tamames y se ha lanzado a su propia censura sin necesidad de moción. Ojalá no acabe en una residencia de esas que controla su jefa, porque ni los cien mil de paga le valdrán.