martes, 20 de agosto de 2024

TOCATA Y FUGA DEL EXPRESIDENT


Está noche, parece que todo, al final, ha transcurrido como en cualquier democracia que se precie. El que ha obtenido más apoyos en el Parlament ha sido investido President y la causa jurídica que unos jueces consideran que aún está viva contra Puigdemont deberá ser resuelta por el Tribunal Constitucional. Eso es lo que único que realmente importa ahora.
Lo de uno que dice volver para volver a irse, otros con su operación jaula montada para nada intentando atraparle, y la derecha y la derechona hispanas con su manía enfermiza por impedir que un socialista pudiera ser President, solo ha servido para que quienes no estamos en esto de la política y pensamos que cada mañana hay que levantarse para ir al tajo o a la oficina para ganarse el curro de cada día, veamos, más que una investidura de la que depende el futuro de cómo se gestionen los servicios públicos, un verdadero circo, cuando lo único que deberíamos ver es democracia.
Y no se mal interprete. Lo anteriormente expuesto no lo digo como sinónimo de que todo ha sido normalidad, porque no es así. No es normal ver como los jueces, cuando la voluntad del legislador es la amnistía, ellos sean capaces de ver delitos sobre la marcha, haciendo una interpretación torticera e la ley con intereses políticos, cuando todos saben que esa ley acabará teniendo que ser interpretada por el Tribunal Constitucional ¿tan difícil de entender es eso? Si hablamos de normalidad democrática eso de los jueces jugando a legisladores no es normal, lo normal sería que hubieran llevado la ley al Constitucional antes de hacer nada y no al revés como se han empeñado en hacer algunos por su ideología, haciendo el caldo gordo a la derecha tanto nacional como independentista.
Pero lo del señor huido, ahora re-huido, también es de traca. Se largó a escondidas y dejó tirados a sus conselleres, a sus votantes y a todos sus colaboradores, incluso algunos acabaron con sus huesos o en la cárcel o frente a un juez, mientras él se largaba de rositas a Bélgica. Durante siete años, cada dos por tres, montando su numerito para que no nos olvidemos de que seguía existiendo.
No vivo allí, pero si alguien cree que esa actitud ha sido positiva para Catalunya y los catalanes, debería explicárnoslo al resto de los mortales, porque no es fácil entenderlo. Solo ha contribuido al descrédito de la política, a que muchos se convenzan de que a los políticos solo les interesa el ¿qué hay de lo mío?, y les importa una mierda lo que soportamos quienes les votamos, alimentando el falso discurso de “todos son iguales”. Poco le hemos oído a este señor hablar de sanidad, de educación, de vivienda, de transporte público, de pensiones y demás hierbas. Si todo está tan mal y tan mal gestionado, deberían plantearnos sus alternativas de cómo se podrían mejorar. El señor Puigdemont se lleva haciendo un Feijoo años, o igual es que Feijoo se hace un Puigdemont, ni una propuesta sale de sus bocazas.
Solo les vemos a ambos, movidas partidistas, olvidándose de que si son alguien es porque representan a los ciudadanos. Demasiada demagogia de estas derechas, de la de aquí y de allí, en lugar de arrimar el hombro.
Y si tanto les preocupa la imagen de España y Catalunya, con su montaje de hoy de tocata y fuga uno, y el gallego de Madrid, con su único mensaje de que todo es culpa de Sánchez, han dejado a la institución de la Policía catalana, que no olvidemos que también es policía de todos, a la altura del betún. Son dos magníficos ejemplares del perro del hortelano, ni comen ni dejan.

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