Le han traído de Galicia para hacer el trabajo sucio y para eso hay que tener estomago y valer. El lo tiene.
Un tipejo hipócrita que es capaz de denunciar (con miles de aspavientos teatralizando que es un hecho intolerable), que Sánchez nombra al presidente de Correos, como si en su ejercicio de años como su bocachancla junto a su jefe, no se acordase de que para ese mismo puesto Aznar nombró a su amado Feijoo.
Su nombre salió a relucir en el caso Koldo, pero la prensa protectora, a la que surte de contratos su partido, se ha encargado de evitar que su nombre se vea de nuevo en portadas. Por eso ahora también se siente protegido por los medios, y por eso se permite sobrepasar todos los límites de la decencia. Su ultima gran y erudita intervención ha sido como siempre el exabrupto de volver a sacar a ETA a la palestra. Cuando no le quedan más argumentos, o algún periodista no afín le interpela sobre cualquier asunto sin que él lleve una respuesta escrita, ETA es la solución. Lo mismo le da ofender a las victimas del terrorismo que al conjunto de los ciudadanos que no votamos PP.
Estos días anda empeñado en que nadie hable de la pareja de amantes de Madrid, y se pasa el día intentando colocar los focos sobre otros objetivos, como por ejemplo el hecho de que el PSOE necesite los votos de los partidos vascos o catalanes para aprobar las subidas del salario mínimo o las pensiones. Es para que nadie se distraiga preguntándose ¿por qué el PP no quiere que se suban? Y no porque le importe quien apoya o no.
Tellado es un personaje miserable, un indecente. Un desvergonzado, un zafio sin límites. Un soberbio que nunca se disculpa. Un personaje tan mediocre, mentiroso y difamador que la política española haría bien en librarse lo antes posible de tipos como él. Su gran legado para la historia, no será su talla política ni como parlamentario, muy al contrario, se le recordará solo por ser el personaje gris que más está llenando esta España de 2024 de odio entre los españoles.
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