Decía Sabina, ahora cantautor de centro moderado, en uno de sus poemas, "Que pequeña es la luz de los faros de quien sueña con la libertad", lo que en ningún caso debe tomarse por una invitación a carecer de luces. Para desgracia de quienes amamos el silencio, suele ocurrir.
Oscuridad es ver que siguen con su ofensiva social, con fotos en redes que señalan, con dedos en bares que señalan, con comentarios en tertulias que señalan. Pero tendrán que poner freno antes o después a su deriva de culpar al otro para mirarse a si mismos. Se agotará su archivo de amenazas y se disipará el miedo creado hasta entre sus filas. Basta de tanta rabia, de tanta inquina, de tanto odio. Freno a las hipérboles, a las exageraciones, al insulto frutal.
Alumbrar en esta tiniebla, no va a ser fácil, y menos con las lecciones europeas a la vuelta de la esquina. Pero no se conseguirá con disturbios callejeros lo que no se consiguió con votos. Si se parasen un momento en la derecha que se llamaba moderada, verían que carecen de visión estratégica, y esa solo se puede construir con tus seguidores tranquilos en casa, en las calles no te permiten pensar, y lo urgente aplaza lo importante y archiva lo fundamental.. No se construye sobre falsas esperanzas que es lo que provocan los insultos de trazo grueso. Solo traen frustración entre los suyos.
Tampoco está ayudando a que llegue la luz y pase la ola de bronca, el ruido de las togas. Los anuncios de apocalipsis judiciales, sobran a la puerta de los juzgados. Si la venda se quita de los ojos de la justicia, es imposible que no vean casos, sin generalizar, en los que se ha instrumentalizado la justicia por las fuerzas políticas. No reconocerlo es asumir que ,no que siguen con la venda puesta en los ojos, sino que solo ven lo que se quiere ver.
Menos luz y más oscuridad, trae ese manifiesto de militares retirados que piden la destitución de Sánchez. Olvidan que aún en el retiro profesional, es válido su juramento de cumplir la Constitución y se ha elegido un presidente con las reglas de la Constitución. Puede que no sea oscuridad, sino la falta de luces que hay entre tinieblas.
Y necesita luz la izquierda, que debe dedicarse a cumplir el programa prometido, que tiene suficiente trabajo con eso, como para no preocuparse de lo que haga o diga la derecha. De no hacerlo, en unos meses las promesas serán falsas expectativas mal gestionadas y le pasaran factura.
La historia se repite, pero para que aprovechemos sus lecciones. Y siempre suele acabar colgado del farol el que trajo la luz
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