Unos narcos asesinan a dos guardias civiles. La noticia recorre todos los informativos y medios. Los asesinos son narcos con antecedentes, pero parece que ha sido un ministro el responsable de esas muertes., porque la zodiac de la Guardia Civil era un gatito en las manos de u tigre que era la narcolancha.
Pocos conocemos los entresijos de la delincuencia organizada, pero todos somos hoy investigadores sabuesos, capaces de formarnos, con lo que nos han contado, una opinión indiscutible e irrebatible. Es como si hubiéramos estado allí mismo. Lo triste es que muchos no se dan cuenta, de que, en sus relatos, están criticando implícitamente a los policías y guardias civiles que pretenden defender.
Existe un entramado difícil de describir y deslindar, donde se entremezclan mafias, población del lugar, fuerzas de seguridad y jueces. Las fuerzas del orden siempre han carecido de medios suficientes, sobre todo en comparación con los medios de que disponen las mafias de la droga. Pero independientemente de la diferencia entre una macrolanzadera (Goliat) y una pequeña zodiac (David), lo más llamativo de lo que se ve en el video es como los delincuentes pueden sentirse impunes, que es lo que debe estar detrás de la agresividad que ejercer con esa forma de actuar.
Nos olvidamos de que en todo occidente convivimos con las drogas. Blandas o duras, pero drogas. Son muchos los adictos, personas normales con las que nos cruzamos en la calle o en la escalera, que pasan toda la semana trabajando, pero que el fin de semana son capaces de fundir lo que han ganado en los cinco días anteriores. Detrás de ellos hay miles de familias destrozadas, miles de encarcelados, miles de personas enfermas. Otros acaban deshechos e incluso agrediendo e incluso asesinando por conseguir una dosis. Todos son víctimas directas o indirectas de un negocio lucrativo. Eso lleva sucediendo años y todos lo conocemos, o sabemos de situaciones concretas relacionadas con la drogadicción. Pero nos acordamos cuando suceden hechos como el del viernes, mientras parece que el asunto no va con nosotros.
No es nada nuevo. Las fuerzas de seguridad siempre trabajan abocadas a su suerte, independientemente de quien gobierne. Pero llama la atención que sus sindicatos y asociaciones solo alzan la voz para exigir medios y plantillas en determinadas ocasiones y no siempre, gobierne quien gobierne. Y a sus sindicatos y asociaciones no se les escucha ni de lejos. Solo exige el que sabe que puede conseguir que le escuchen. Es entonces cuando los valerosos representantes reivindican todo lo reivindicable.
Se está construyendo un relato interesado de lo acontecido. Parece como si fuese el ministro, personalmente, el que dio la orden de que los fallecidos subieran a la zodiac esa desgraciada tarde del viernes para ir una muerte segura. No deben existir mandos intermedios que tengan ninguna responsabilidad en estos hechos, y menos si estos pertenecen a esas asociaciones o sindicatos. Alguien dio una orden errónea, pero no es responsable de nada, porque ya está para eso el ministro de turno.
No todos los errores son responsabilidad de una sola instancia, sino de toda la cadena de mando. Igual que nadie responsabiliza a un ministro cuando se aprende un alijo de droga, sino que eso solo es un éxito más de las Fuerzas de Seguridad, que sin medios ni personal alcanzan un éxito glorioso. Sin embargo, cuando algo falla, la culpa es exclusivamente del ministro de turno.
Elste ministro del interior no es santo de mi devoción, por muchos errores que ha cometido y muchas actuaciones que considero criticables e incluso punible. Pero dice el refranero que al cesar lo que es del cesar, y aquí hay muchos cesares que han hecho mutis por el foro.
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