domingo, 25 de agosto de 2024

PARA QUIEN SE SIENTA ALUDIDO


Un nuevo espécimen ha salido del armario en nuestra patria: el odiador profesional. Ya existía, pero ahora se considera con derecho a mostrarse a cara descubierta, legitimado para ejercer esa profesión, una de las más antiguas del mundo, incluso más que la de sus madres.
Suele ser un bobo iletrado con frecuencia. Un ignorante que acostumbra a hacerse pasar por erudito, aunque si se rasca en las soflamas y proclamas de sus muros no puede calificarse más allá de patán semi analfabeto, que usa datos que no son correctos queriendo así parecer alguien ilustrado y leído. Utiliza expresiones groseras, propias de los gañanes de campo de nuestra postguerra. Sus afirmaciones suelen ser injurias, además de que la mayoría son punibles.
Es ese individuo de las redes que legitima la mentira, pero que ignora, porque la neurona no le da para más, que acabará devorado por sus propios perros.
Como recuerda periódicamente la cuenta de Twitter del Memorial de Auschwitz: “Auschwitz estaba al final de un largo proceso. Debemos recordar que no empezó con las cámaras de gas. Este odio se desarrolló gradualmente a partir de ideas, palabras, estereotipos y prejuicios a través de la exclusión legal, la deshumanización y la escalada de violencia. Tomó su tiempo”.

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