Feijoo se ha visto ya tantas veces en la Moncloa que puede acabar sufriendo el síndrome de Juanito y el Lobo, que si un día lo eligen no se va a atrever a ir allí porque no vaya a ser otra falsa alarma.
Y mientras tanto, una vez oídas las múltiples respuestas a la decisión de Sánchez de no irse, elaboradas por la pléyade de ingeniosos fabricantes de latiguillos y bulos periodísticos de Génova 13, para el caballero Feijoo y sus huestes, a cual de ellos más impresentable, y que nos vienen a demostrar que por mucho que nos empeñemos en defender la democracia ellos nos anuncian (a lo Julio Iglesias) que la vida sigue igual, solo hay una conclusión posible: esta España nuestra es para marcharse a reflexionar y no volver. Mérito tiene resistir con estas fieras y no mandarnos a todos a la m, a unos por acción y a otros por omisión.
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