Nuestros jueces no sé si son especialistas en buscar interpretaciones o en marear la perdiz. Tu puedes pensar convencido que dos por dos son cuatro, pero si le preguntas a un juez de los que ahora protagonizan la actualidad mediática, lo más probable es que te responda “depende” que es la forma más gallega de marear la perdiz.
Llevamos unos años así, sobre todo con el independentismo, pero no solo con el independentismo. Todo son interpretaciones. Interpretaciones no siempre factibles, si es cierto eso que esos mismos jueces nos cuentan, de que siempre hay que interpretar las leyes de la forma más favorable para el reo, que era el principio esgrimido en el caso de la ley del solo si es si, el que aplicaron para poner en la calle a un montón de indeseables y con ello, de paso, desgastar al gobierno y machacar a la ministra Montero.
Con el independentismo, en lugar de imputarlo por desobediencia, se le imputó por rebelión. En vez de prisión provisional optan por meter en la cárcel a gente que sin pensarlo fue al juzgado el día que le citaron. Cuando ya tocaba aplicarles el tercer grado penitenciario, encontraron como el gran problema para ello la falta de arrepentimiento, como si eso solo se les exigiera a ellos y no fuera aplicable a otros, que habiéndoselo llevado calentito, ni se arrepintieron, ni devolvieron lo robado, pero a los que sin embargo si le aplican el tercer grado. O como cuando se iban a aplicar los indultos , que dijeron que tampoco estaban bien porque no había arrepentimiento, entre otros argumentos, pero sin ningún precedente al respecto. Y ahora lo vemos con la amnistía, que aprobada por el Parlamento soberano, resulta que ellos pueden interpretarla contrariamente a lo deseado por el legislador, dando por válida su opinión de que, según estos jueces expertos interpretadores, el legislador no habría querido amnistiar la malversación, incluso a investigados de los que algunos de ellos están aún sin juzgar.
Lo paradójico sin embargo es ver que ninguno de esos togados está dispuesto a interpretar y aplicar lo que dice la Constitución respecto a la obligatoriedad de renovar el Consejo General del Poder Judicial. La realidad es que sus interpretaciones de la ley no dimanan de la lectura de la ley, sino de que no asumen lo que dice el artículo 1. Punto 2 de la Carta Magna “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.
Al parecer el poder judicial solo emana de lo que ellos los jueces interpretan, pero solo inspirados por su ideología.
¿Hasta cuándo?
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