Dani Carvajal, ya había hecho declaraciones de las que se puede deducir que no es seguidor de Sánchez. Está en todo su derecho de seguir a quien considere según su ideología.
Sin embargo, cuando acude a una recepción en calidad de miembro de la selección española de fútbol a la sede de la presidencia del Gobierno, se le olvida (si es demócrata) que Sánchez es el presidente de todos los españoles aunque a él no le guste, y que él es el capitán de un grupo de futbolistas que nos representan a todos los ciudadanos españoles independientemente de nuestra ideología. Su comportamiento en el saludo no solo viene a romper la unidad de todos en torno a la selección, sino que además de mostrarse como un intolerante, sobre todo es el mismo quien pone en cuestión su educación como persona. No tenía necesidad ninguna de hacer un gesto impropio de un capitán de la selección.
Pensar cada quien como quiera, no obliga a comportarse como un maleducado. Queda mejor no acudiendo al acto.
He celebrado el triunfo de España en la Eurocopa como todos, como el primero. Nuestra selección ha alcanzado el triunfo y es mérito de mucha gente, tanto de los jugadores como de muchas y muchos desconocidos que han trabajado detrás de los focos mediáticos.
Pero ese triunfo no puede impedirnos analizar la realidad y observar lo banal que resulta todo y como nos comportamos las ovejas según quiere el pastor. Hemos visto a miles y miles de personas celebrandolo, muy bien. Sin embargo, si tu centro de Salud tenía 15 médicos y hoy solo dispone de 5, y se convoca una concentración para protestar por esa merma de servicios, si acuden 50 personas se considera un éxito la convocatoria porque lo habitual, es que nunca lleguen a ser tantos los que se reúnen para quejarse.
¿Cómo es posible que un juego, como el fútbol, movilice a tanta gente, y a tan poca se movilice por la salud o la educación de sus hijos? Por el dinero que se mueve. ¿Quien atenderá al niño que se tuerce el tobillo jugando al fútbol? Si estamos perdiendo servicios callamos y así otorgamos nuestra aprobación a quien nos los suprime. No hay servicios porque no se pone dinero para que los haya. Siempre se dice que falta dinero para sanidad, para educación, para las pensiones, cuestiones que siempre está en riesgo. ¿alguna vez has oído decir que falta dinero para la monarquía, para los bancos, para subvencionar a la iglesia, o para organizar las grandes competiciones deportivas? Estoy seguro que no. Poco nos pasa para lo que merecemos, porque encima nos olvidamos de que puede irnos nuestra vida en ello.
Futbolistas, no los aficionados , sino los millonarios, son hoy los "héroes" y los héroes que afrontan contigo la enfermedad, o como se les llamaba en la pandemia, los sanitarios, no parece importar que escaseen y que sus condiciones laborales y los bajos sueldos que les pagamos, sean son una invitación a marcharse a otros países donde su trabajo es más reconocido y compensado. Futbolistas son nuestros héroes, no importa el precio que nos cobren por una camiseta con su nombre, mientras que al jornalero, al camarero, al empleado de cualquier sector o al pensionista hay que negociar duro con ellos para que su sueldo, o su pensión, nunca vayan a crecer más del IPC porque eso es la ruina del país. Es porque estos no son héroes, solo son obreros o gente mayor que ya se puede tirar porque ya la hemos usado.
Esto es un retrato muy claro de cómo funciona esta sociedad, donde las cosas de comer, y del cuidado diario son menos importantes que el futbol. ¿Locos o conscientemente idiotizados por un sistema cuyas propiedades no somos todos sino élites?
Del “pan y circo" de los romanos al "circo sin pan" de estos tiempos. Triste, aunque yo sea el primero que está orgulloso del triunfo de nuestro país. Una cosa no está reñida con la otra.
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