841.731 andaluces esperando cita con el especialista y 203.375 esperando para pasar por quirófano. Pero eso queda en segundo plano ante el recorte de derechos que para los andaluces significa la ley de amnistía. Evitar ese casi millón de andaluces en espera es cumplir el artículo 43 de la Constitución, pero es más importante acudir a las manifestaciones porque España se rompe. La amnistía lo tapa todo, aunque no opera a nadie, ni adelanta la cita con el especialista.
Las imágenes que vemos de Gaza son la consecuencia de una venganza sin sentido, porque esta no alivia el dolor de la matanza de Hamás. Es destruir la convivencia sin aportar alternativas para mejorarla. Para caminar juntos primero hay que sanar las heridas ambos, no meter los dedos en la del otro para abrirlas aún más. No hay esperanza sin justicia ni bondad para el perdón. Siempre que una situación negativa se perpetúa es porque alguien obtiene beneficio de que eso suceda. Hay demasiada indignidad en quien cuenta lo que ocurre desde la óptica interesada de muchos medios de comunicación.
Vox no comparte el minuto de silencio contra la violencia machista que mata. Inician los tramites en Aragón para derogar la ley de memoria histórica de Aragón porque Vox lo exige al gobierno que forma junto al PP. Ayuso recorta derechos trans y LGTBI. El alcalde de Sevilla decide retirar los talleres de educación sexual en institutos porque se lo exige Vox. En Toledo se usa un coche patrulla para lanzar proclamas antiabortistas y la alcaldía del PP debe callarse si no quiere
problemas con Vox. Los concejales de Vox de Valencia se niegan a oficiar bodas civiles. La Comunidad de Madrid deniega las becas de comedor a los hijos de madres solas por no constar el nombre del padre en el libro de familia. En Torrelodones se quita el nombre del alcalde republicano fusilado por el franquismo a una plaza. En La Rioja se deroga la Ley de protección animal. Se retiran revistas en catalán de una biblioteca pública.
Pero nada de eso rompe España. Cada día ocurren acciones similares, pero parece que eso no debe importar a nadie por decisión de los medios. Quieren convencernos de que la democracia no es debatir sobre los hechos de verdad, sino sobre sus opiniones.
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