El PP se desmiente a si mismo. Ellos cuentan y ellos niegan lo que cuentan. Lo del indulto a Puigdemont no es un invento para embarrar. Es parte del barro en que ha convertido el PP la política española. Es la confirmación de que su estrategia como oposición tiene como cimientos la mentira. No les importa la polarización que han generado en la sociedad, ni si se han llevado por delante la división de poderes mientras acusaban al gobierno de hacerlo, ni si han desacreditado todas las instituciones sin reparos, ni si han puesto en peligro la democracia, o la confianza en el poder judicial o en el Tribunal Constitucional.
Pero sobre todo, ver como los jarrones chinos del PP le enmiendan la plana a Feijoo, demuestra que su liderazgo interno está en cuestión. Cuenta lo que ha hecho y cuando lo publican los medios, no lo ha dicho, sino que lo que ha dicho lo han sacado de contexto todos los medios, y si no es una manipulación del gobierno.
Feijoo se ha convertido en un mentiroso pusilánime que sigue las instrucciones de quien maneja los hilos. En una marioneta. Si el domingo no les salen sus cuentas en Galicia, Feijoo será otro juguete roto, una consecuencia más del partido que intenta imponer su ultraliberalismo regresivo, sin importarle sus continuas contradicciones, ni si al hacerlo tritura a sus líderes, ni si los medios que utiliza para ello pueden destrozar esta democracia.
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