Feijóo dice que le voten el 9J al parecer a él, que no a la candidata de su partido, a la que no se le ha visto y al parecer no tenía nada que decir.
Quiere que esos votos signifiquen un “no al abuso, no a la censura, no a los desmanes, a la división, a la mentira. Y no al puto amo” y “un rotundo sí a la igualdad de los españoles, la independencia de la Justicia, la libertad de pensamiento, la libertad de información, la dignidad, la democracia y un futuro juntos.”
Podría empezar por aplicarse el cuento antes de pedir a los demás que lo hagan: abusa, censura, miente y no cumple la Constitución
Abascal visita Israel para mostrar su apoyo a Netanyahu. No hay nada como la fe del converso, esa que hace a los herederos del fascismo convertirse no en amigos del pueblo judío, sino en los mejores amigos solo de una parte de ese pueblo, la del sionismo más violento al que la sangre de niños inocentes que, por ser palestinos, verlos masacrados les provoca alegría
Ver las intervenciones de nuestra derecha en la comparecencia del gobierno de esta mañana, solo sirve para concluir que la derecha está dispuesta a todo, adoración del becerro de oro por supuesto, para desgastar al gobierno y de paso hasta a su hermano mellizo Vox.
Pero esa es mi opinión, no la de los jóvenes. La pregunta que debemos hacernos es ¿qué piensan ellos sobre el mundo que les ha tocado vivir? Con este Parlamento es imposible que les atraiga la política, y mucho menos les preocupe la realidad para poder formarse una opinión argumentada.
A esta juventud de hoy les ha tocado vivir un capitalismo desquiciado que ha hecho del debate político un encanallamiento insufrible. Está política enfangada no necesita de ciudadanos, sino de productores y consumidores. Los demás sobramos.
La derecha busca una sociedad incapaz de preguntar el porqué de las cosas, por sus miedos, por sus frustraciones y por sus prejuicios. Ese es el caldo de cultivo donde la derecha se siente como pez en el agua.
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