Para los no católicos, los únicos santos están en el calendario. Son los días de la semana santa. Viendo los medios y redes es fácil concluir que por mucho que nos vendan una profunda religiosidad hispana, vemos el resto del año iglesias casi vacías y atendidas por sacerdotes nacidos en otros países. En estos días hay mucho más ruido que nueces y más el apego a la fiesta, a las tradiciones (algunas poco edificantes) que en sí a la fe. Una fe que, en teoría, apuesta por el perdón, por la otra mejilla, por la convivencia pacífica el respeto, etc., pero que parecen olvidados por representantes públicos en las Cortes, declarados seguidores de Cristo, que estos días conmemoran su muerte y crucifixión, y que luego sus discursos no dan precisamente muestra de su fe.
Cierto es que nos vienen, una tras otra, tres campañas electorales: Euskadi 21A, Catalunya 12M, europeas 9J, y todas ellas con resultados que repercutirán en la política nacional. Pero eso nos es razón suficiente para prolongar un estado de crispación y bipartidismo como el que soportamos. Estamos de vuelta a los meses anteriores de autonómicas y municipales, cuando resucitó ETA (que no Cristo). El PP si montó el cristo al no ganar las generales.
De lo escuchado a nuestros políticos esta semana poco que salvar. PNV se limitó a calificar de barrizal que no permite distinguir a unos de otros; Matute de EH Bildu, pidió “huir del espectáculo poco edificante que no busca la verdad”. Ambos los únicos que mantuvieron coherencia y criterio, aunque no compartamos ideas. ERC y Junts en su guerra particular previa a sus elecciones, lo que digan debe analizarse desde esa óptica. ERC: “Horroroso lo de los dos partidos del régimen del 78” “Esto solo puede llevar a la desafección”, “una pelea de bar” “política que apesta”. Para Junts “combate de boxeo” “nos obligan a ver una pelea electoralista, que utiliza el altavoz del periodismo de bufanda” (mira quien fue a hablar, los sin periodismo de bufanda); Coalición Canaria: “taberna”. BNG “espectáculo bochornoso”. Podemos dijo que no iba a permitir el “y tú más” renunciando a medidas sociales sin presupuestos (que no habrá por rechazo a los de ERC en Catalunya); Sumar, socio del gobierno: “Hoy hemos tenido una mala sesión de control, con malas formas y mal contenido. La política española no puede volver a convertirse en un cenagal bipartidista, en una batalla de gallos entre PP y PSOE”. Suena a búsqueda en rio revuelto, que siendo legitima, hace pensar que no se siente parte de ese gobierno, y además, no se puede escandalizar porque el PSOE haya usado el “y tú más”, no puede ponerse de perfil porque con ellos no haya ahora el mismo nivel de agresión personal, y mejor harían yendo a saco contra un PP que crispa, insulta, miente, es corrupto, malversador, privatizador de lo público, es decir, contra la vuelta al mismo franquismo que muchos conocimos.
Punto y aparte merecen los dos grandes contendientes. Un PP que escenifica que todo le vale para hacer oposición, tanto recursos parlamentarios como no tan parlamentarios. Feijoo, el moderado, ya ha convertido las sesiones de control en un recital de insultos, ataques y bulos contra el Gobierno, ayudado por Vox. Diccionario de los populares: Cocaína, prostitutas, cochambre, sanchista, gobierno extorsionado, y otras bondades propias de la reconciliación en semana santa. Da igual el asunto, amnistía, 'caso Koldo’, o ahora “mujer de Sánchez” (aunque el día 18 la Oficina de Conflictos de Intereses le archivo la denuncia al PP), ellos a lo suyo, acoso y derribo. Eso sí, aun no les hemos oído una sola propuesta para el país, salvo el “váyanse los izquierdistas de mi España que pa eso es mía”. Lo que demuestra la carencia de importancia que tienen los problemas reales de los ciudadanos para ellos.
Las preguntas parlamentarias del PP siempre acaban convertidas en acusaciones al gobierno y nunca en interés por saber algo concreto. Basta escucharlos, o escuchar al supremo líder: “Todo es mentira y su gobierno también”, “son un gobierno atravesado por la corrupción”, e incluso amenazas: “los asuntos que afectan a su entorno más inmediato”. Otros ejemplos son el moderado Semper: “oposición implacable”. “Es lo que nos toca “La oposición tiene que preguntar en las sesiones de control al Gobierno y a veces tiene que ser dura y contundente”; o escuchar en Chile a la nueva “cerebrito patrio de la derecha” que se despachaba llamando al gobierno” chavista” “putinista” “corrupción, pistolas y fajos de billetes” a la vez que defiende las prácticas mafiosas de su jefe de gabinete amenazando a periodistas.
Y luego está el PSOE, decidido ahora a contestar todos los ataques y que ha entrado al cuerpo a cuerpo. En la última sesión de control al Gobierno, tras escuchar a Feijoo, Sánchez contesta: “Gobernar no es vivir en la Moncloa como tampoco en dos pisos valorados en dos millones de euros pagados con el fraude fiscal a Hacienda “. Remata Montero: ¿Van a pedir responsabilidades a la señora Ayuso? ¿Son cómplices o le da miedo a Feijoo acabar como Casado? ¿Es verdad que la empresa de la mujer del señor Feijoo recibió una ayuda de la Xunta? Han decidido que no se pueden callar ante tanto acoso desmedido y con falsedades sin pruebas, convencidos de que las mentiras, no desmentidas, desgastan.
En resumen, estamos ante las consecuencias del tono bronco que desde la moción de censura a Rajoy ha instalado la derecha en el Parlamento, pero exacerbada al no formar gobierno, y que en nada se parece al PP de leal oposición que decía Feijoo al llegar a Génova. Feijoo nunca ha sido moderado, sino mucho más radical que su predecesor, y los gallegos lo saben bien, y ahora lo sabemos todos los españoles. Su gran aval hoy en las redes de derecha y ultraderecha es que Feijoo ha ganado muchas elecciones en Galicia, y ahora ha ganado las de España. Olvidan que también hay gente que sale ganador de las urnas como Hitler, Putin, Maduro, King Jon-un, Bolsonaro, Milei, Trump, y las urnas no son garantía de buenos políticos. En el caso de Feijoo tampoco lo parece. Si venía a cambiar la política lo que está cambiando es la forma de que sea percibida por parte de la gente. No parece el hombre tranquilo, que espera sentado en la puerta a ver pasar el cadáver de su enemigo como lo calificaba una periodista, ni que actúe por higiene democrática, sino solo por alcanzar el poder que es lo que reprocha a Sánchez querer mantener.
Lo miremos por donde lo miremos, poco ha cambiado este PP con los años. Al "váyase señor González", le siguieron un Rajoy no negociando la renovación del CGPJ hasta 2ª legislatura de Zapatero, han mantenido y mantienen que el 11 M es un atentado de ETA pese a sentencia firme, pusieron un nefasto recurso contra el estatuto catalán que nos llevó al Process, se opusieron al matrimonio entre parejas del mismo sexo mientras miembros de su partido lo contraían, nunca asumieron la necesidad de una Ley de memoria histórica, recurrieron la ley del aborto de plazos, y han mantenido las ayudas a la iglesia y las inmatriculaciones si o si, etc.
Pero lleva razón Sumar en que es muy peligroso que ambos partidos jueguen al “y tú más”, porque la falta de consensos mínimos solo puede conducir a un estallido social. Si la derecha no está dispuesta a aceptar que la realidad cambia, es que desean que el poder en la sombra, que sigue vivo antes y durante la transición, reaparezca, y eso representará el adiós al sistema democrático. Parece claro que entienden que la moderación ya no vende entre los ciudadanos, y por eso el PP no va a parar en su acoso, disparando la tensión política, y buscando la abstención de los sensatos por asqueo de la política, porque ellos irán a las urnas cada vez que les convoquen, incluso a derogar la democracia parlamentaria si pueden. Nada es descartable con un partido que elige como portavoces a Tellado, Hernando y Álvarez de Toledo.
En ese escenario, el PSOE haría bien en no caer en la trampa del PP, que intenta provocar un adelanto de las elecciones generales por todos los medios. Debería volcar todos sus esfuerzos en las políticas sociales, en controlar la inflación y buscar una estabilidad económica en 2025 que le refuerce. El haber sacado adelante la subida del SMI, aun sin el consenso de la patronal, es una muestra de que con voluntad política se pueden hacer cosas. Eso frustraría al PP, y dejaría en evidencia a la verdadera derecha, la del Partido Judicial instalado en TS y CGPJ, órganos a los que el PP va a seguir impidiendo su renovación. No estoy seguro de que una respuesta con la misma contundencia sea útil con la caverna mediática enfrente, ni que lo que se responda tenga futuro. Vemos como Puente lo intenta, pero los medios afines a la derecha se encargan de borrarla, cargando contra él con descalificaciones y menosprecio.
Creo que la mejor respuesta de defensa del gobierno es un buen ataque, con dureza, pero no con “y tú más”. Pongo sugerencias de actuaciones: romper relaciones con el PP por defender el franquismo, por humillar a sus víctimas; por utilización partidista del terrorismo; por amenazar a periodistas y medios de comunicación no afines. O podría denunciar a la Comunidad de Madrid porque su protocolo para residencias causó 7.291 ancianos fallecidos sin atención sanitaria; o denunciarla por esconder su corrupción no entregando las actas policiales de las residencias. O podría denunciar todos los casos conocidos en Galicia de chanchullos de familiares de Feijoo hoy empleados en la administración gallega. O podría denunciar a policía y magistrados por casos donde haya indicios de que se han encubierto delitos. O podría modificar la ley del CGPJ para que,caducado su mandato, no perciban retribuciones.
Y a parte del PSOE, mejor harían a la izquierda del PSOE, en no poner a la misma altura a los que atacan desde la derecha y a los que se defienden de la derecha. No merecemos una oposición tan rastrera y dañina, por muy orgullosos que se sientan de ellos los de las pulseritas. Los medios de comunicación afines al PP son el elemento necesario para que la crispación. No va a ser fácil convencer al PP y Vox de que deben bajar el tono porque electoralmente les es rentable, pero entonces no se puede hablar de equidistancias entre unos y otros afirmando que todos son iguales porque el nivel de veracidad de las acusaciones entre PP y PSOE no es comparable.
Los españoles parecemos condenados a no alcanzar consensos nunca, empezando porque la oposición no ha aceptado que el actual gobierno es tan legitimo como cualquier otro que hubiese alcanzado la mayoría parlamentaria, y que las dos Españas renacieron con la mentira del 11 M.
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