viernes, 16 de agosto de 2024

COSAS DE PORTEROS


Mentir en España es muy barato. Te pueden arruinar tu vida sin que les cueste un chavo. Si alguien no lo ha vivido que levante la mano, para que le confirmemos como la excepción a la regla. Como el portero de tu edificio se empeñe, día sí y otro también, en decir que llevas peluquín, hasta tu mujer terminará por tirarte del pelo para quitarse la duda que el rumor le ha acabado creando. El portero seguirá en su portal y si le preguntas porque ha dicho esa falsedad, recurrirá al “a mí me lo dijeron” y si le preguntas por el informante, no recordará quien fue. Sánchez es del PP, como tú, el último objetivo del portero de bloque. Piensa tu portero que mientras se hable de ti, nadie se enterará de que su mujer cisa en el cepillo. O de que su hermana tiene un novio defraudador.
Pero el truco que sigue es repetir una y otra vez la misma falsedad sin pruebas. No vale cambiar de bulo, que si no te acaban pillando. Hay que repetir el mismo de manera machacona y solo cambiarlo cuando el daño ya sea irreparable, sustituyendo entonces el primero por otro mayor. Ya no será el peluquín, ahora será que eres calvo debido a una enfermedad contagiosa. Notarás que nadie querrá subir contigo en el ascensor, pero ni te imaginarás el por qué. Es la consecuencia de tener un portero experto en expandir barro y mierda sobre todo lo que no le parece afín. Todo viene desde el día que te ayudó a subir un mueble a tu piso y no le diste propina. Comenzaste siendo un desagradecido (que puede que lo seas), y has acabado siendo portador de una enfermedad contagiosa sin saberlo.
Tu portero es la secretaria de sanidad del PP, que sabe que miente y calumnia a sabiendas. Si le preguntas porque te calumnia, pondrá sonrisa nerviosa que delata su mala fe, incapaz de controlar una falsa sonrisa. Primero te negará haber dicho nada, y si le insiste en que vas a denunciarlo, entonces dirá que quieres quitarle su trabajo y hablará con todos los que le dan propina en el bloque para que aún te pongan a parir cada uno con su factura pendiente contigo, porque todos tenemos facturas pendientes.
Pero tu debes resistir, porque un portero falso mentiroso y ladrón no puede comerte el terreno a ti, que te compraste el piso con mucho esfuerzo y trabajo. El que tiene que irse es él por calumniador. Por mucho que lleve la banderita en la muñeca y le limpio el polvo al descansillo del tercero en el que vive el juez que le da propina y el le saluda con una inclinación de la cabeza cuando pasa del brazo de su señora por delante de la portería. Si no es suficiente, el portero buscará el apoyo del comisario del segundo, del empresario del ático, del periodista del primero y les convencerá de que hay que desalojarte del bloque. Puede que no lo consigan, pero te habrá desprestigiado y empezarás a pensar en cambiar de casa.
Tu portero juega sucio y ha desplegado una campaña de bulos y calumnias contra ti. Tu portero no es decente, no respeta que eres tan vecino como los demás, aunque no seas perfecto ni le rías las gracias. Pero piensa, que al no pararle los pies el día del bulo del peluquín, has dejado que se te suba a la chepa. Tampoco anduviste fino, cuando a la pobre viuda del quinto acabó haciendo que tuviese que alquilar el piso y irse del bloque. Recuerda que dijiste “eso no va conmigo”. Hoy si va contigo. Y lo peor, si te vas, el jefe del bloque va a ser el portero. Es la marioneta de los poderes del bloque, que a su vez son marionetas de otros poderes, a los que no les importa que el comisario sea un corrupto, que el empresario sea un defraudador, o que el periodista venda más bulos que periódicos.
No es momento de ser tibio, sino de poner por delante tus convicciones, de aliarte con aquellos que, como a ti, el portero también los calumnió. Debéis frenarlo, o la ola reaccionaria del bloque acabará convirtiendo en reaccionarios a todos los vecinos, porque no conocen cómo el portero se las gasta, ni a quienes sirve.

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