El malestar del campo ha llegado a toda España, desde las carreteras al debate político. Los partidos de la oposición tratan de capitalizar esa indignación de los agricultores, aprovechando el enfrentamiento político reinante desde que Feijoo no entró en la gloria de la patria en olor de multitudes.
Para PP y Vox, todos menos ellos, son los culpables de la situación. El gran culpable, el gobierno. Como de todo. Para PP y Vox no hay sequía, sino desperdicio de agua, y los precios de los productos en los supermercados son caros, no por el beneficio de las comercializadoras, sino porque el gobierno no les rebaja el IVA. Para el asunto de la amnistía, Bruselas es la gran solución, pero para el campo resulta que Bruselas es el gran problema según Feijoo. Para Abascal, la UE directamente es la gran traidora al campo español, aunque pague las ayudas.
Hay muchos más enemigos. Un gran enemigo es la agenda 2030, la gran amenaza de muerte del campo hispano, y eso que no es un PAL del gobierno actual, sino un plan de Naciones Unidas, que se aprobó gobernando el PP, pero eso que importa.
El Ecologismo, también es su enemigo, y como en el terrorismo, hay uno radical y otro medio pensionista. Si se acerca a la izquierda es el radical, si es a la derecha es algo bueno. En esto se han puesto de acuerdo PP y Vox en el termino a usar en su campaña, es el radical "dogmatismo ambiental".
Y tambien son enemigos Turquia, China y Marruecos, osea otomanos, amarillos y moros, como lo han sido toda la vida. Y si no son los menas, los Txapotes, y los Mohamed que todos votan al perfido gobierno. Lo que no dicen es que los productos procedentes de esos países, en su inmensa mayoría, son producidos allí por empresas españolas, muchas de ellas con dirigentes vinculados a esos partidos que ahora critican que lleguen esos productos.
Y no se quedan ahí. El PP mete en la coctelera al independentismo catalán, y argumentan que al gobierno le preocupa más la amnistía que el campo. Tampoco se quedan fuera los fiscales, vendidos al oro de Moscú que les paga el malvado Sánchez.
¿Alguien ha escuchado alguna propuesta de solución sensata a este problema que salga de sus bocas, en teoría conectadas con sus cerebros respectivos?
Si esto no son barbaridades y despropósitos de quienes pretenden alcanzar el gobierno, que venga El Cid Campeador o Don Pelayo y nos lo aclaren.
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