Bueno, ya conocemos fecha para el debate de la investidura. Será el próximo miércoles y jueves. Mejor que sea así y no coincida con el 20 N sino algunos ya no se dejarían las venas largas como están haciendo, sino que directamente se las cortarían. Sánchez será investido como presidente siendo el que tenga menos partidos enfrente desde la época inicial de Zapatero, hace ya 15 años. No le ha hecho falta alcanzar la investidura para ser ya el enemigo por batir. Nadie se quiere acordar de que quienes exigen la amnistía son Junts y ERC, ni de que Diaz es parte de ese gobierno. Sánchez debe pensar que mejor así.
Mientras esa investidura es lo que nos espera de manera inmediata al conjunto de los españoles, Feijoo se dedica a prometer a las multitudes que le siguen, que se va a pasar toda la legislatura poniendo palos en las ruedas, apedreando a infieles y quemando en la hoguera a rojos socialcomunistas. Le ayudará Ayuso, que, si de paso lo quema a él, nos dirá que habrá sido un daño colateral. No se quedará su batalla por la reconquista en nuestras fronteras, también cruzara los Pirineos con su ejército de elefantes, pero en lugar de la ruta de Aníbal a Roma, seguirá la de Bruselas, donde va a plantear que en España no existe un Estado de Derecho, vamos que va a decirles que aquí los jueces no pueden hacer nada contra el enemigo público número uno, perro xantxes.
Y como no, contará en su bloqueo a la amnistía con ayuda divina, inestimable. Para conseguirla, en las protestas frente a Ferraz se rezan rosarios contra la amnistía, y de paso se lanzan insultos de todo tipo, racistas incluidos, y cánticos celestiales al dios sol con la camisa de los domingos, y afirman que seguirán haciéndolo cada día hasta que Marcelo, el ángel de la guarda de Fernández Diaz, baje de los cielos con su espada de fuego y destruya Ferraz, la sede del maligno. Eso sí, los obispos, aprovechando que la amnistía pasaba por allí, se dividen, no por la amnistía que es la excusa, sino por ver quienes se llevan el gato al agua en el control de la Conferencia episcopal, que es lo que a ellos de verdad les interesa.
Nos quedan tiempos en este ajetreo continuo, porque además, cuanto más larga sea la tramitación de la amnistía, más tiempo tendrá Junts que aguantarse y apoyar a Sánchez, lo que nos lleva más allá de la simple investidura.
Pero hay una cosa que, al menos yo, no puedo entender. ¿Alguien sabe por qué el Psoe no sale en masa a comerse los atriles y explicar el por qué de su acuerdo con Junts? Deben pensar que los ciudadanos no necesitan que nada se les explique, que todos somos licenciados en pactos, amnistías y demás hierbas. Podrían, como poco, dar argumentos, respuestas o sacar pecho por el acuerdo, pero hacer algo. Menos mal que personalmente, hace ya años que me di de baja de ese partido, porque si ahora estoy defraudado con que no defiendan el acuerdo estando ya fuera, si aún fuese militante me llevarían los demonios, y estaría con la moral por los suelos de ver como derecha y ultraderecha (a la que se suma la vieja guardia del Psoe a la que alguna vez creímos de izquierda), le dan palos sin descanso a su secretario general. Y lo peor, que quienes lo critican, lo hacen sin argumentos de peso, que son fácilmente rebatibles. Ponerse de perfil ahora, en este momento, es como dar la razón a quienes ven en ese acuerdo el apocalipsis patrio, cuando no deja de ser un acuerdo, sencillamente, política, solo política.
En un estado de Derecho la ley impera, y aquí lo hace y lo hará, pero cuando lo haga, algunos ya serán ideológicamente auténticos ultras irrecuperables para la concordia, de escuchar solo lo que les cuenta una parte.
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