La noticia más impactante de todo 2024 ha sido sin duda la DANA y sus consecuencias en Valencia y Castilla La Mancha, pero mientras en la segunda la actuación de las autoridades generales, aun con críticas, no ha alcanzado el nivel de repercusión mediática que sí ha tenido la gestión en la Comunidad valenciana.
El pasado 29 de octubre la catástrofe devastó varias localidades de Valencia donde dejó 223 víctimas mortales y generó una crisis que aún sigue impactando a la región. Dos meses después, el desastre mantiene a la población afectada enfrentándose a graves problemas de reconstrucción, gestión de residuos y falta de respuestas políticas claras.
Mazón, el presidente de la Generalitat Valenciana, ha estado en el centro de la controversia debido a sus múltiples versiones sobre su paradero y acciones durante las horas críticas de la catástrofe. Inicialmente afirmó estar en su despacho gestionando la emergencia, pero con el tiempo se reveló que participó en un almuerzo cuya naturaleza cambió de "reunión de trabajo" a "encuentro político". Tantas contradicciones han generado protestas masivas exigiendo su dimisión, destacando tres manifestaciones con la participación de decenas de miles de personas.
En respuesta a la crisis, Mazón creó una vicepresidencia para la recuperación y una consellería de emergencias, pero su gestión ha sido duramente criticada por la población y partidos de la oposición. Además, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana no admitió las querellas presentadas contra él, aunque los denunciantes pueden recurrir. El impacto de la DANA se extendió sobre 78 municipios y afectó a unos 560 kilómetros cuadrados. Las inundaciones destruyeron viviendas, comercios e infraestructuras, dejando a más de 54.000 empresas y 48.000 estudiantes afectados.
Dos meses después, la recuperación es lenta, y hay más de 400.000 toneladas de materiales inservibles acumulados, incluidos 128.000 vehículos dañados apilados en solares y polígonos. La retirada de lodo en garajes ha avanzado en un 78%, pero los problemas de salubridad crecen por la acumulación de basura, generando temor por plagas y enfermedades. Aunque se han reconstruido las carreteras y las vías de tren, la vuelta a la normalidad sigue estando lejana para muchos. Miles de familias permanecen en condiciones precarias, con casas y comercios aún sin reconstruir.
El Gobierno del Estado ha movilizado 16.600 millones de euros, mientras que la Generalitat asegura haber invertido 1.324 millones. Sin embargo, las acusaciones entre ambas administraciones sobre la eficacia y modalidad de las ayudas empañan los esfuerzos de recuperación. Algunas ONG´s siguen distribuyendo comida a los afectados, habiendo servido ya más de 5 millones de raciones. El manejo de residuos es otro desafío monumental. Los materiales no metálicos, como muebles y plásticos, son difíciles de reciclar, y los residuos peligrosos, como aceites y combustibles, requieren tratamientos especiales.
Todos los analistas destacan la falta de previsión y aviso en Valencia como factor clave en el impacto de la DANA. La tragedia ha dejado una huella profunda en los habitantes de las zonas afectadas. La gente refleja el temor por la salud pública y la falta de apoyo en la limpieza de sus comunidades. Los recuerdos traumáticos del día de la catástrofe persisten, alimentando la frustración y el dolor en una Navidad marcada por la ausencia de 223 vidas.
Esto es en grandes líneas el resumen de lo acontecido, pero lo cierto y verdad es que la DANA en Valencia no solo dejó destrucción material, sino que también sacó a la luz múltiples fallos en la gestión política, la falta de recursos adecuados y los retos ambientales asociados a un desastre de esta magnitud. A pesar de los avances en algunos frentes, la reconstrucción completa, tanto física como emocional, sigue siendo un objetivo lejano para miles de personas en la región, que expresan sus críticas y hacen graves acusaciones hacia Mazón, centradas en su gestión durante una crisis.
Se acusa a Mazón de ser responsable directo de la muerte de más de 220 personas; de una gestión desastrosa durante la emergencia, destacando falta de preparación, coordinación y respuesta eficaz, con la gota que culminó el vaso que es su desaparición durante cinco horas clave, que más que inacción es irresponsabilidad; muchos piden su dimisión inmediata por incompetencia y por haber contribuido al caos y la demora en las ayudas para los afectados.
Existe un paralelismo entre este caso, la gestión de residencias durante la pandemia y la frase de Cristóbal Montoro sobre “dejar caer España”. Esto refuerza la evidencia de que el PP prioriza intereses políticos sobre la seguridad de los ciudadanos. Son muchos los afectados que piden que se investigue qué ocurrió durante las horas en que Mazón estuvo ilocalizable, y algunos insinúan posibles conversaciones estratégicas o negligencia deliberada.
En general, existe un fuerte descontento, demandas de rendición de cuentas y una percepción de falta de liderazgo y empatía en momentos críticos.
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