sábado, 16 de mayo de 2020

Diario del coronavirus 123

Sábado tarde
Madrid, Madrid, Madrid,la cuna del requiebro y el chotis
No sé si me recuerda más, al pequeño Nicolás, o a la protagonista de Cenicienta, después de que el príncipe comprobase que el zapato de cristal era de su talla. Es lo que tiene la seducción de vivir en los aledaños del poder, que (aunque no le sucede a todo el mundo) nos enseña como la riqueza y el dinero, enamoran a mucha gente. Y más a alguien recién llegado a la villa y corte. Hablo de IDA, esa señora que vive en un lugar pulcro con muchas ventanas, pero con poca transparencia. Al ataque, mejor que defendernos. Eso ha debido pensar, o lo han pensado por ella.

Recortes, oscurantismo, desfachatez y fachatez. Fondos de inversión haciendo negocio con los mayores. Agitadora de masas para desviar la mirada de lo importante. Decir idioteces, hacer el ridículo, ser diosa del esperpento, mostrarse abducida por la consigna (patria, independentismo, inmigrantes, Venezuela). Un personaje manipulado por los interese de los medios afines, con sus rosarios de mentiras y su victimismo revestido de elegancia. Un continuo ejercicio de la soberbia, practicante de la insidia, carente de autocritica. Todo un arsenal, que haría saltar por los aires a cualquier gestor de lo público.
Pero a ella no se lo hará, hay un por qué: todo sirve, si con ello se evita hablar de cómo estamos en realidad. Pero los exabruptos en política siempre acaban pagándose, y estos se pagaran. Sufrimos el desencanto de padecer un poder que confunde gestión con egoísmo. Pero cuando ese poder se ejerce por quien está convencido de mear colonia y de que su basura huele a Chanel nº 5, deja de ser poder para convertirse en un agravio a la inteligencia, practicado por desaprensivos.
Se puede engañar a los estúpidos. Pueden ser muchos, pero no lo son la inmensa mayoría. Mientras los cayetanos toman la calle, no vale con solo reírse. Ahora apelan a la libertad, esos que si pudiesen conculcarían la nuestra. Poseedores de un insaciable ansia de lucro y poder. Experimentados en valerse de la desinformación, la propaganda, la mentira, y de la memoria selectiva de sus votantes. Hay que oponerse y combatir sus políticas. Esto no es Madrid. En esa Comunidad hay más honestos y coherentes que irresponsables. No se critica al gobierno del estado, lo que legítimamente es un derecho. Se busca derribarlo, porque no les gusta el resultado del sistema democrático. A muchos tampoco que IDA gobierne Madrid, pero se respeta porque es el resultado del sistema democrático. Se la crítica, se la intenta desgastar políticamente, pero no se la intenta derribar.
Pero si España es en verdad un Estado de derecho, lo mínimo que puede hacer es actuar contra todos aquellos que lo vulneran, y no ser selectivo en sus sanciones. Somos muchos los que lo pensamos. No es por ideología, es por justicia.

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