sábado, 30 de mayo de 2020

Diario del coronavirus 152

Buenos días.
Ayer me despertaba constitucionalista, y hoy lo he hecho suspicaz, es decir, propenso a sospechar o ver mala intención en lo que dicen o hacen los demás. El motivo de mi suspicacia es la noticia de la realización de test masivos a toda la población de la localidad de Torrejón de Ardoz, en la Comunidad de Madrid. Aquí mi comentario matutino de hoy sábado.
La república independiente de mi casa.
Vaya por delante que cada ciudadano es libre de hacerse las exploraciones y pruebas que considere oportuno. Pero eso no impide que libremente se pueda opinar, tanto para asentir como para disentir, de la idea de realizar una prueba o exploración, en cuanto a su validez, su eficacia u oportunidad. Dicho eso, no puede negarse el morbo de la idea de hacer test masivos. Lo cierto es que no los ha realizado ningún país, porque se considera que sanitariamente es una medida inútil. Su realización solo es aconsejable en determinadas circunstancias, y su significado siempre está en relación con la presencia el momento de hacerlo, pero interpretar su tresultadi, casi siempre, requiere ir acompañado de la realización de una PCR.
Pero eso es algo que parece no importar a la autoridad local promotora. Se pueden realizar todos los test que se quieran, pero eso no inmuniza, y con test o sin él, los vecinos tendrán que seguir cumpliendo con las medidas de protección para no contagiarse. Un test no es un tratamiento, ni tampoco es una vacuna. Es tan solo una exploración o prueba complementaria. Pero muchos de quienes se realizan un test, lo interpretan como una licencia para poder hacer ya lo que les plazca porque son inmunes o son negativos. En la mayoría de los casos, es entendido como un permiso para saltarse las normas de distanciamiento e higiene.
Suelen realizarse los test las personas que antes se han sentido enfermas o han tenido contacto con el virus hace semanas pero ahora se sienten bien, puesto que quienes se sienten enfermos acuden a un centro sanitario y allí no solo se les realiza un test sino toda una batería de pruebas para alcanzar un diagnostico. El resultado del test no es preventivo, y como mucho se descubrirá una inmunidad que se desconocía hasta ese momento, pero de la que se desconoce su duración. Lo de verdad importante, es identificar los posibles nuevos casos y realizar esos test rápidos a los sospechosos, para aislar los contactos en caso de positividad del test. Pero si lo que se busca es identificar quienes han pasado la enfermedad, no se hace nada nuevo, y se están empleando recursos públicos en realizar algo, que ya está haciendo el Instituto Carlos III en toda España.
En el caso de la localidad madrileña, su alcaldía ha decidido desafiar los criterios del Ministerio, y los test son realizados al margen de la sanidad pública. La Comunidad de Madrid, no ha querido dar cumplimiento tampoco al criterio ministerial, y ha hecho finalmente una instrucción para intentar darle una cierta legalidad a su realización en Torrejón, pero ello no puede ni debe impedir que el ayuntamiento pueda y deba ser sancionado por saltarse la estrategia del gobierno, y las normativas en vigor durante el Estado de alarma.
No es una manía del ministerio desaconsejar los test masivos, sino que es la propia OMS, la que los desaconseja por ser un gasto innecesario al existir la duda de si alguien que hoy tenga anticuerpos, está completamente protegido y durante cuanto tiempo puede estarlo. Luego están los falsos positivos y falsos negativos, que crearán angustia, dudas e incluso alarmismo. Y también aparecerán los trastornos administrativos al ser enfermedad de declaración obligatoria, los costes de bajas laborales innecesarias, como aislamientos innecesarios, que solo se resolverán con la realización de una PCR, imprescindible para acreditar la fase de la enfermedad en la que esa persona se encuentra. Lo peor una falsa sensación de seguridad.
Aunque el refranero diga "Zapatero a tus zapatos" todos los criterios sanitarios quedan al margen, cuando un alcalde decide convertirse en epidemiológo y tomar una decisión que no le compete. Es como si el médico decidiese cuando se debe celebrar un Pleno. El objetivo, colgarse una medalla local, aprovechando el miedo vecinal a la pandemia y el desconocimiento existente sobre una enfermedad que es nueva, pero no por ello durable por decreto o por acuerdo de la Comisión de Gobierno municipal. Ante ese miedo y ese desconocimiento de la enfermedad, y del valor real de la prueba que se hace, estoy seguro que hará que los vecinos, con el mejor deseo de proteger su salud, acudan en masa a realizarsela. La guinda del pastel, que se la hacen gratis. El alcalde gana puntos para el cielo, pero los test masivos siguen siendo innecesarios.
Reiteró que un test no protege del coronavirus, y que solo da la información del estado de la enfermedad en el momento en que se realiza, pero no evita el contagiarse mañana. Y seguro que no quedará ahí la cosa. Ahora toca el “culito veo, culito deseo”, esa costumbre tan española, que hará que otros alcaldes se crean que ellos no pueden ser menos que el de Torrejón y le imitarán. Todo lo anterior sin entrar en cuestiones de sensibilidad o fiabilidad de los test, para lo que debe bastar con recordar que tanto al Ministerio, como a la Comunidad, que compraron test, recibieron gato por liebre. Pero es legítimo satisfacer un deseo vecinal.
Entonces, aparte de la imagen del alcalde que se preocupa por la salud de sus vecinos, ¿Quien gana con estos test?
Deberíamos preguntarnos, por qué no se ha permitido a los medios entrevistar al personal del dispositivo montado para realizar los test. Deberíamos poder conocer, cuántos de los que hoy son negativos en el test, resultan luego positivos en unos días. Deberíamos saber, cuantos falsos positivos y cuantos falsos negativos se producen. Y ya puestos a saber, también estaría bien conocer los que tras tener un positivo o un negativo, acaban acudiendo a su hospital de referencia, para realizarse una PCR. Todo por interés científico. Pero si a muchos se les debe realizar la PCR, esa prueba ya no la pagará el Ayuntamiento, sino la Comunidad de Madrid. Se cobrará por quien gestione el hospital que la realice. Lo normal es que sea en el hospital de referencia.
El Hospital de referencia de la población en cuestión, es el Hospital Universitario de Torrejón, un hospital publico pero de gestión privada, y gestionado por la empresa Ribera Salud. ¿Para qué entidad trabajan los sanitarios desplazados desde la Comunidad Valenciana, que componen el dispositivo que realiza los test? Para Ribera Salud. Es decir, que las dudas generadas por los test que realiza Ribera Salud, serán resueltas por un hospital que gestiona Ribera Salud.
Como poco, el dato de esa coincidencia, es curioso. ¿entendéis porque me siento hoy algo suspicaz? Por la sensación de que las cosas no cambian ni con miles de muertes por medio.
Buenos días.

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