viernes, 15 de mayo de 2020

Diario del coronavirus 121

Esto no es un diario. Solo un muro en una red social. Tarde de viernes. No quería hablar del tema por no publicitarles, pero el número de los que me leéis es reducido, y conocéis mi forma de pensar. No puedo callar, porque creo que se crecen por nuestros silencios.
“El patriotismo es el último refugio de un canalla”.
La frase es del eminente Samuel Johnson (1709-1784), un titan de las letras inglesas. Pero también un filósofo (al menos para mí) francés, llamado George Brassens, (1921-1981) más conocido entre nosotros por sus canciones, escribió un tema llamado “La balada de las personas que nacen en alguna parte.
La primera estrofa dice: “Es cierto que son bonitos todos esos pequeños pueblos, todas esas villas, esas regiones, esos países, esas ciudades. Con sus castillos, sus iglesias, sus playas… Solo tienen un punto flaco: Estar habitados. Estar habitados por gentes que miran con desprecio a los demás, desde lo alto de sus murallas. La raza de los patriotas, de portadores de banderas. Los imbéciles orgullosos de haber nacido en alguna parte”. La canción termina así: “¡Qué hermosa sería la vida, Señor si no hubieses creado de la nada a estos bobos! Es la prueba, quizás definitiva, de tu inexistencia: Los imbéciles orgullosos de haber nacido en alguna parte.”
Os hago estas citas para situaros en la calle Núñez de Balboa de Madrid, un feudo electoral para PP y Vox. En la llamada 'Milla de Oro' madrileña, una calle plagada de tiendas de lujo. Una zona con una renta media de 24.433 euros por persona. La policía se ha limitado a impedir el tránsito por la calzada y a pedir que circularan y no hicieran aglomeraciones. Cámaras de televisión y periodistas como testigos. Los aplausos a los sanitarios se han sustituido por el himno nacional, canciones militares, gritos de dimisión de Sánchez, “Viva España”, “libertad, libertad”, "El virus es el coletas y su panfleto comunista". Muchos se declaran de ultraderecha, otros de derechas, muchos de apolíticos.
Cuanta educación policial en las indicaciones. El Ayuntamiento no ha enviado policía local, aunque se destrozó a golpes mobiliario urbano. En este barrio, manifestarse contra el Gobierno; saltarse el confinamiento; o vulnerar el estado de alarma, sale barato. Muchos lo pensamos: si esto sucede en un barrio obrero de la ciudad, las cargas policiales o las pelotas de goma hubiesen abundado. También las multas. Aquí no. Ya no solo han reaparecido las dos Españas. También dos barrios: el barrio rico y el barrio pobre.
Las manifestaciones de estos días han contado con el respaldo de varios dirigentes del PP y de Vox. La presidenta de la Comunidad, les ha alentado hasta en la Asamblea de Madrid. Lo justifica en que, "muchos vecinos, posiblemente se van a arruinar” por la política del gobierno central. De paso ha acusado a Sánchez, de "aprovechar el mando único, que las familias están encerradas y no pueden salir libremente a manifestarse, aunque sea un ratito por las tardes en su propia calle, para imponer todo tipo de barbaridades".
Por su parte Vox, dice que si la "gente quiere salir a la calle tranquila y pacíficamente" y se declaran partidarios de que los españoles salgan a protestar "donde les dé la gana". El esposo de la pseudo-arquitecta, acusa al Gobierno de enviar a la Policía para "amedrentar" a los manifestantes. Esa es la realidad.
Manifestarse está bien. Pero la repercusión que esta protesta ha tenido en los medios es desproporcionada. Puede que solo superada por la manifestación del 8 M. Nunca una minoría consiguió tantas primeras planas. Por algo debe ser. Pocos quieren recordar lo que les ocurrió con la policía, a quienes animaban a otras manifestaciones. Repito, a ellos les sale barato, puede que porque esto no es una conspiración, ni una conspiración para la sedición. Afirmar, “hay que eliminar a los rojos” tampoco debe ser incitar al odio. Creo que es mucho más peligroso un botellón juvenil, o una pequeña hablando por la ventana con su abuela, fuera de horario, y eso si merece sanción. Parece que envuelto en una bandera, las medidas no son tan obligatorias. En el barrio rico, y en la España rica, todo es solo parte de una protesta justificada. La Constitución del barrio rico, solo llega hasta el artículo 154.
Y es que el virus lo cambia todo. Lo casposo, ahora es libertario. Esto es el ejercicio del derecho, ya no es guerra-civilismo, que eso es propio de rojos y no de azules. Pueden hacerlo porque están convencidos de que la libertad de los demás no importa, importa la suya, y eso es perdonable. No quieren democracia, pero no importa porque quieren su patriotismo, que para eso son la minoría más parásita, egoísta y ególatra del país. Ellos si pueden protestar, si tu les protestas, quedas despedido por tu insolencia, porque solo eres su mula de carga. No debes levantar la voz, porque “Usted no sabe con quién está hablando”. No les preocupa tu salud, tampoco la suya porque está en un paraíso fiscal. El virus no es el problema, el problema es el gobierno. Dicen que el dinero ciega, y parece que es cierto.
Madrid es mucho más que esta gentuza. Madrid es mucho más que la trama Gurtel, la Esperancita aparca coches, Cifuentes y sus cremas o Ayuso y sus genialidades. Todo ocurre en la capital del reino, y el Jefe del Estado mientras, calla. Tampoco es para que grite, pero igual debería abrir la boca para justificar el sueldo.
Viendo este panorama, me viene a la mente una frase de Martin Luther King ”No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos.”
Puede que ahora entiendas porque no he podido callarme.

Buenas tardes

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