Aunque el distanciamiento entre
las cabezas visibles de los apoyos a Sánchez y a Díaz en Albacete viene de
meses antes, en las últimas semanas se ha visto incrementado y se hizo muy
visible en el último Comité Provincial del 19 de febrero pasado para todos los
militantes. Después, intervenciones en medios de comunicación, y la asistencia
o no de esos dirigentes a los actos públicos de las primarias, han servido para
ratificar que existen posturas encontradas y en algún caso con difícil
reconciliación, pese a que todos afirmen que tras el congreso se correrá un
tupido velo.
No todo puede valer, ni debe
valer. Los socialistas no necesitamos dos PSOE, ya nos resulta triste y
suficientemente desconcertante a los militantes, contemplar la fractura
existente, aunque algunos no parece que así lo entiendan. Si lo hicieran, no
utilizarían sus artículos de prensa e intervenciones públicas para intentar
adoctrinar, en lugar de exponer propuestas y permitir a los afiliados decidir,
cual entienden como la mejor opción en estos momentos para la formación
política. Las primarias son para que todos y todas los que tienen oportunidad
de hacerlo, decidan en libertad.
Hace unos días, en un artículo de
opinión, se planteaban dos argumentos para decidir que candidatura apoyar: que
respete la historia socialista y que sea un candidato ganador. El primero de
ellos, sitúa a los socialistas de Albacete en la falsa tesitura, de elegir
entre dos socialismos. Uno identificado con un PSOE ganador y otro con el PSOE
que ha cosechado solo derrotas. Pero se plantea de una forma más sutil, pero a
su vez más hiriente, haciendo elegir entre el socialismo que respeta su
historia y otro que se avergüenza de ella. Como entre un socialismo de buenos
socialistas y otro propio de gente desleal con nuestros referentes y con
nuestros orígenes. El primero lo identifican con el PSOE que alcanzó el
gobierno del Estado en dos periodos y que ejercieron primero Felipe González y
luego Rodríguez Zapatero, y al segundo como el socialismo desleal y de las
derrotas, responsabilidad en exclusiva de Pedro Sánchez.
Para ese planteamiento se toma de
partida la frase de Sánchez, “la decisión de los militantes es elegir entre un
socialismo del pasado y un socialismo del futuro”. La foto de Díaz en Madrid,
flanqueada por los dos ex presidentes de gobierno socialistas, es usada para atribuirse
la continuidad en su persona de los avances sociales que se alcanzaron en esos
gobiernos, y contraponiendo a esa historia reciente y orgullo del socialismo,
que quien plantea que existe necesidad de tener una nueva forma de entender lo
que significa el socialismo en 2017, tenga que ser obligatoriamente una visión
peyorativa y una negación de lo positivo que para nuestra sociedad supusieron
esos avances. Esa manipulación, dista años luz de lo que plantea la candidatura
de Sánchez, que no es una renuncia al pasado, sino un cambio que adapte al PSOE
al momento actual, y a definir una estrategia que permita acercar a la
organización política a una sociedad que se ha alejado de sus planteamientos.
No es un intento por parte de Sanchez de cambiar la historia, sino la
afirmación de que o cambia el PSOE o carece de futuro.
No se insulta a compañeros
socialistas que han protagonizado la historia reciente, por afirmar que es
necesario un cambio, solo pueden sentirse ofendidos aquellos que se consideran
no parte, sino dueños de esa historia. Se insulta a la inteligencia, cuando
para intentar apoyar una visión personal, se utilizan los nombres de
socialistas históricos de nuestra provincia, precisamente porque muchos de esos
referentes del partido aquí, son los primeros convencidos de la necesidad de
ese cambio. Hay quien nace con mentalidad conservadora, y es igual que tenga
veinte, que cincuenta años, porque seguirá con ese esquema mental hasta que se
vaya para el otro barrio, frente a quienes tienen una mentalidad de avance y
progreso, y seguirán apostando por cambiar aunque peinen canas.
Pero resulta vergonzoso acordarse
de esos socialistas con años de militancia en nuestra provincia solo para ese
fin, y a la vez mantenerlos en el desván de los recuerdos el resto del tiempo,
cuando son y se sienten parte del futuro de su partido. Son mujeres y hombres
que no solo dieron todo por su partido, sino que lo siguen dando hoy, y resulta
obsceno utilizarlos como ariete para atacar a otro compañero. Ellos fueron
pioneros en mejorar la vida de los más humildes, y muchos solo aspiraban a ser
elegidos alcaldes o concejales de sus pueblos, no por obtener ese
reconocimiento, sino por vocación de ser útiles a sus conciudadanos. Eran
nombrados por sus vecinos, no por otros socialistas en cargos más “principales”
a los que parece que hoy deben agradecerles lo que fueron. Alguno ha llegado
tan alto, que se ha olvidado de que fueron esos militantes anónimos, los que
recorriendo casa a casa de nuestros pueblos y ciudades, los que más hicieron
para que ellos ganaran su elección y conservasen el cargo. Lo positivo del
pasado reciente del socialismo, hay que agradecérselo a todos esos militantes
socialistas y no a los más conocidos, que curiosamente son los que más han
decepcionado a sus electores.
Por si con ese argumento
tergiversado no es suficiente para alejar a los militantes de la necesidad de
cambiar, el segundo esgrimido son los resultados electorales. Lo hacen en cada
conversación, en cada ocasión, y le atribuyen a Sánchez los peores resultados
del socialismo. No es discutible que un candidato debe tener la capacidad de
ganar. Pero esa capacidad hay que exigirla a todos y cada uno de los candidatos
y candidatas. No es discutible que Sánchez perdió un 6.10% de los votos que
obtuvo Rubalcaba, pero en un escenario político distinto, con distintas
opciones, pero no solo es su responsabilidad, porque esa historia que se pone
en valor, en los últimos años se había convertido en una historia de errores.
Siempre suele hablar quien menos debe
hacerlo. Si se aplica ese criterio para incapacitar a Sánchez como candidato,
se estaría incapacitando a Díaz que respecto a Griñán se dejó en Andalucía casi
un 13 % respecto a los obtenidos por este, que tampoco ganó aunque si llegó a
la presidencia andaluza. El presidente de la Gestora, Fernández, perdió en
Asturias más de un 15% respecto a las anteriores, y también por encima de ese
15% disminuyó el número de apoyos de García Page en Castilla La Mancha. Si lo
que se quiere decir es que eso les incapacita para continuar al frente de sus
respectivas Comunidades Autónomas, dígase claramente, aunque la realidad es que
esos resultados son buenos en el contexto en el que se lograron, con nuevas
formaciones disputándose el mismo electorado, exactamente igual que ocurrió en
la situación que afrontó Sánchez. Si queremos ser justos, digamos toda la
verdad.
Si estos son los argumentos para
que alguien decida qué es lo mejor para el PSOE, son bastante pobres y además
manipulados. Resulta una pena que las personas no podamos intercambiar nuestros
problemas, porque está claro, que no sabemos resolver los nuestros, pero si
sabemos perfectamente, como resolver los de los demás. Igual resulta que si no
dormimos, no es por el café, sino por la cama.
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