martes, 3 de noviembre de 2015

ANALIZANDO ENCUESTAS: RIVERA, PESCADOR EN RÍO REVUELTO


Las encuestas deberían estar prohibidas ya que sirven de orientación a todo aquel que no sabe qué mano es la derecha y cual la izquierda. Y es que se mire como se mire, muchas encuestas se están convirtiendo en instrumentos de poder y de propaganda, y  por eso sus resultados deben ser tenidos en cuenta pero no deben creerse a pies juntillas. Cada vez es más constatable que desde los medios de comunicación, información objetiva no recibimos, y si quieres comprender la verdad que hay detrás de una noticia política, tienes que saber de qué tendencia es el medio que la pública, que intereses económicos hay detrás de ese medio, quien es su redactor, etc. Todo esto es imprescindible para al final  lograr sacar en claro tus propias conclusiones.

No me creo las encuestas, que ya parten de un sesgo como es asumir que los partidos tradicionales cuentan con una base de incondicionales, que en los nuevos esa base está más difuminada, y es el resto del electorado el que se ve condicionado por las informaciones que percibe, y ese es el que hace que se produzcan oscilaciones. Las que hemos conocido estos días son una clara muestra de que intereses se mueven en la trastienda de cada una de ellas, puesto que claramente pretenden crear un estado de opinión que apunta a que la formación de Rivera será decisiva. No importa que se desconozca su programa, o que lo que se conozca de él apunte hacia más recortes sociales, porque los propietarios de los grandes medios de comunicación (o sea el poder económico), han decidido  vendernos que son modernos y que mantendrán a España unida. Por ahora ya han conseguido  que todos nos creamos que en manos de Ciudadanos está la decisión de quien será el próximo presidente de gobierno.

Curiosamente sin embargo, esas encuestas obvian que los partidos tradicionales siempre conservan el llamado voto oculto, y ese voto oculto también puede encontrárselo Podemos. Tampoco parecen reflejar que en los resultados finales influirán los entornos, y Ciudadanos apunta a conseguir un electorado de zonas urbanas, mientras que las zonas rurales son más proclives a los partidos tradicionales que disponen ya de una estructura local implantada que consigue sus votos, de las que Ciudadanos en esas zonas carece, como se ha demostrado en las recientes elecciones catalanas en sus zonas más rurales.

Nadie duda del gancho de su candidato, o sus dotes para fajarse en los debates, o su estrategia electoral para presentarse como la derecha amable y civilizada, ni del impulso que han supuesto para Ciudadanos sus resultados globales en Cataluña. Su crecimiento en intención de voto de los últimos meses, ha hecho que en ese juego por el poder, ya no parecen contar para los medios ni Podemos (que quiso y no pudo), ni la IU de Garzón, que bastante tiene con levantarse poquito a poco del golpe que le asesto Podemos. Un cumulo de circunstancias están consolidando a Ciudadanos a dos meses de las elecciones.

Al dato de la emergencia por la estrategia propia de Ciudadanos, se le debe sumar el cansancio que de los partidos tradicionales se respira en la calle. Por un lado la calle está cansada de un PP inmovilista, pero le mantiene un apoyo alrededor del 25 %. Este dato consolida la idea de que la cuarta parte de españoles aman la corrupción o la toleran, lo que solo es explicable si se alimentan de ella y por eso pueden creer que el PP puede resolver el problema económico. Solo si es así, pueden creer que estamos en el inicio de una recuperación en grandes cifras, y por su buen estatus personal, no percibir la disminución en picado de la calidad de vida que hemos sufrido el conjunto de los españoles.

Y algo parecido le ocurre al PSOE que sigue perdiendo votantes por ambos lados, por la izquierda con votantes que se acercan a Podemos, y por el centro con votantes que se van a Ciudadanos. Gran parte de este sangrado de votos se debe a que sus dirigentes no han desechado muchos complejos adquiridos en las legislaturas pasadas, lo que les han impedido abordar una absoluta regeneración interna de todas las estructuras del partido, y a la vez se ha obstinado en continuar con la estrategia de “todos contra el PP” que se ha demostrado errónea, y ahora le hace aparecer como una alternativa al PP poco creíble.

Sociológicamente los españoles somos conservadores si las cosas van bien, y en esos momentos tenemos el sentimiento de propiedad y nos volvemos egoístas. Si nos van mal nos volvemos exigentes y revolucionarios, pero en cuanto empiezan a mejorar ya exigimos pero queremos  revolución pero poquita, no vayan a quitarme lo mío. Ese es el caldo de cultivo perfecto para una formación como Ciudadanos.

La gran incógnita que plantea Ciudadanos se resolverá después del 21 de Diciembre, porque si de verdad quiere consolidar su discurso de que son un partido de centro, no puede dejar gobernar al PP de Rajoy, pero habrá que esperar a ese día que será cuando Albert Rivera deberá quitarse la máscara.


A quienes no creemos en la bondad de Ciudadanos, siempre nos queda la esperanza de pensar, que aún quedan muchos días hasta las elecciones, y que al contrario que en otras elecciones, el voto todavía es bastante volátil.

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