miércoles, 25 de febrero de 2015

EN MENUDO ESTADO ESTÁ LA NACIÓN



Haciendo gala de una paciencia aun mayor de la que creía poseer, he escuchado la intervención en el debate sobre el estado de la nación del presidente Rajoy. A modo de resumen diría (por ser benévolo) que solo puede calificarse como un insulto a la inteligencia de cualquier persona mínimamente informada. Escuchar mentir de una forma tan descarada, resulta algo difícilmente soportable sin posibilidad de rechistar, pero lo conseguí.

Inició Rajoy su intervención con la estrategia de “miente que algo queda” para finalizarla en la réplica, con “difama que algo queda”. Actuar así, solo es posible si se hace convencido de que una parte de los que te escuchan va a creerte aunque digas que mañana no va a salir el sol porque tú lo has ordenado. Y así debe ser, porque hay personas que le creen aun teniendo ante sus ojos la evidencia de sus mentiras. Solo en ese convencimiento se puede hablar de una España que no existe, y autoproclamarse como el salvador de la patria. Y solo es entendible esa postura, si se utiliza el debate del Estado de la Nación como primer mitin de precampaña. Hace pensar por el tono utilizado, que considera a quienes lo escuchamos corderos de su redil, con lo que da muestras de poca talla intelectual y de enanismo moral, y lo más grave, de que el conjunto de los españoles le importamos un rábano (con perdón para tan potente antioxidante).

Mintió al afirmar que no pedimos el rescate, cuando todos sabemos que lo hicimos para salvar la banca de sus amigos; se ha obstinado en mantener una austeridad que ni los promotores de la misma han cumplido de forma tan acérrima como Rajoy y ahora quiere colgarse la medalla de haber luchado contra esa política de recortes; dice que con él ha bajado el paro, cuando si lo ha hecho es porque la gente ha emigrado y no por haberse recuperado el empleo con su reforma laboral; manipuló las cifras de las becas y las de cobertura sanitaria para dibujar un país falso con servicios públicos al alcance de todos;  y terminó afirmando que somos el país que más crece de Europa, cuando en realidad tenemos una docena de países por delante de nosotros en crecimiento.

No debió considerar conveniente, citar que ha vaciado la hucha de las pensiones y que la deuda de nuestro país supera casi nuestro PIB aunque eso también es parte de esta España en la que estamos y que él preside. Y como curiosidad de sus manipulación esta la afirmación de que hemos crecido un 2%, que solo es cierto debido a que Bruselas introdujo un cambio en el método de cálculo el año pasado, al incorporar como PIB  el gasto militar y la partida del I+D y las actividades ilegales, por si alguien no se acuerda. Sin esos cambios nuestro crecimiento no  hubiera existido, ni siquiera en la cifra del 0.4 % que fue la previsión inicial del propio gobierno.

En ese país de las maravillas de Rajoy, la cruda verdad es que seguimos sin crear empleo de calidad, y que disimulamos hacerlo con el fraccionamiento en varios contratos del empleo que antes existía; que continuamos con recortes de los servicios públicos y limitando derechos que creíamos consolidados; que seguimos privatizando lo poco rentable que queda propiedad pública; y que estamos echando a nuestra juventud al extranjero con la movilidad exterior propugnada por la desaparecida Bañez, mientras los corruptos lo que se llevan al extranjero son los frutos de su pillaje.

En cualquier caso, ayer el portavoz socialista increpaba a Rajoy por la desvergüenza de sus afirmaciones, y estuvo bien que lo hiciera. Tal vez también debió señalar, que lo que de verdad resultaba vergonzoso era la actitud de hooligans adoptada por los parlamentarios del grupo popular, ciegos de idolatría al líder, intentando con ello mantener a cualquier precio sus diputadas posaderas en los asientos después de las elecciones, pagando el precio de aplaudir un rosario de mentiras que saben que lo son. Recordaban a esas mamás empeñadas en afirmar que su niña es a más guapa de la pandilla, sabiendo que ni remotamente lo es.


Viendo como nuestros representantes públicos son capaces de estas teatralizaciones, con uno mintiendo y una banda de fanáticos vitoreándole, he imaginado por un instante, que sí, que es cierto, que estamos viviendo a finales de febrero de 2015 el anunciado crecimiento consecuencia de la aplicación de las políticas del PP, y que esto es la recuperación. Que España va bien. Luego he vuelto a contrastar algunas cifras del discurso de Rajoy, y estoy en disposición de afirmar, que si esto es la anunciada recuperación, solo haré una afirmación: Mariano, la recuperación eres tú. Tururú

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