martes, 29 de abril de 2014

Europa primero, pero sin olvidarse de primarias abiertas



Aunque parece lógico que el PSOE centre sus esfuerzos en la campaña de las Elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo, no es menos obvio que el Comité Federal tendrá que aprobar el calendario de primarias, y las últimas matizaciones al reglamento que las regulará, inmediatamente después de ese proceso electoral. Hasta ahora se están respetando los tiempos marcados por la Ejecutiva, pero todo se precipitará después de las  Elecciones al Parlamento Europeo, aunque la Federal intente continuar marcando los plazos.

Me declaro firme defensor de las primarias abiertas y por ello no me parecen aceptables los posibles pactos que puedan alcanzarse para evitar su celebración en cualquiera de los ámbitos local, autonómico y estatal. Si el PSOE ha sido el impulsor de las primarias en la vida política española, nadie entenderá pactos que las eviten, porque eso no solo supondría segar de raíz la voluntad de participación que hay entre militantes y simpatizantes, sino que restaría en los grandes valores que tiene ese proceso: ser un símbolo de pluralidad y de libertad de elección, ambos aspectos demandados por los votantes socialistas.

Para no aceptar un proceso de primarias abiertas, el argumento utilizado es  que pueden suponer un riesgo de división interna. Pero no es menos cierto, que eso solo puede ocurrir si los candidatos anteponen sus metas personales a la meta colectiva de la organización, y la sola duda sobre esto, supone una desconfianza para con ellos, puesto que si así lo hicieran, poco socialismo habría en esas posturas, y por tanto, mal candidato o candidata serían.

Si después de todo lo debatido sobre este sistema de elección de candidatos, el PSOE no celebrara primarias abiertas, sus rivales políticos aplaudirían hasta con las orejas, tanto por la izquierda como por la derecha. Las primarias suponen un cambio de primera magnitud en la manera de hacer las cosas en la política española, y el tiempo demostrará como el resto de partidos acabará asumiendo esa metodología, aunque cada uno le incorpore sus matices.

Pero para servir este método como modelo de regeneración democrática, deben ser primarias abiertas y lo más participativas y participadas que se pueda, aun corriendo los riesgos (que no niego que existan) de todo proceso abierto como este que se propone. Sabido es que quien no arriesga no gana, y es el momento de que el PSOE lo haga si realmente tiene voluntad de volver a ser partido de gobierno.

Donde se han celebrado primarias abiertas, la política ha ganado credibilidad, y el proceso ha supuesto una renovación en las formas, y han resultado positivas tanto interna como externamente para el PSOE. No es cuestionable que han supuesto una revitalización de las estructuras del PSOE, bastante eclipsadas en muchos pueblos y ciudades, y que con las primarias han visto como ha vuelto la cercanía de la visita a los pueblos, como se ha difundido el mensaje socialista en las redes sociales, como se han elaborado manifiestos, celebrado reuniones sectoriales y debates cara a cara entre los candidatos, y donde, para contradecir a los temerosos de rivalidades y rupturas internas, los candidatos y candidatas se han dado el trato que corresponde darse entre compañeros, que no rivales.

Pero pese a que la experiencia ha sido especialmente exitosa en la Comunidad Valenciana o Baleares, la Ejecutiva Federal no parece dispuesta a aplicarla en la elección de candidatos locales y autonómicos, dejando de lado que han sido demandadas por la militancia, e hiriendo con ello sensibilidades ya irritadas de por sí, lo que hace más cuestionables esos pactos a los que antes aludía. Algunas federaciones para evitar el choque frontal con la Federal plantean soluciones intermedias, como son las llamadas primarias mixtas ampliando los censos de electores solo con los simpatizantes, pero sin abrir el proceso para que los que quieran participar lo hagan. Es la vuelta al quiero, pero no puedo.

El PSOE debe recuperar la capacidad de motivar a sus votantes y hacerles recuperar la ilusión, conectando con la sociedad y los movimientos sociales, e implicando al conjunto de los  ciudadanos. Es la hora de que vuelva a mostrarse como un partido valiente y creativo, porque si continua mareando la perdiz, solo obtendrá lo que ahora ya tiene en abundancia, la crítica por su izquierda y su derecha, y el rechazo de sus potenciales electores. Las primarias abiertas son la manera de sentar las bases para que se recupere el liderazgo y la confianza de los electores no solo en el PSOE, sino en nuestra democracia y en el sistema de partidos.

La crisis nos está castigando a todos los ciudadanos españoles individualmente, pero si a algún partido político le ha hecho daño en sobremanera, ese ha sido el PSOE. No deja de ser curioso que el partido que ha manifestado en más ocasiones que para salir de la crisis hemos de hacerlo todos juntos sin dejar a nadie en la cuneta, ahora no intente encontrar la salida a su estancamiento electoral, contando con todo el que desee participar y sin dejar a nadie en el camino.

Como casi todo en la vida, la renovación en el PSOE es una cuestión de voluntad y decisión, y como partido político no puede olvidar, que la peor decisión es la que no se adopta. Y aunque ahora la lógica diga que toca centrarse en las elecciones europeas, alguien en el PSOE debería ser previsor e ir pensando, que la semana siguiente a la jornada electoral, estaremos en junio, mes en el que aparecen las primeras tormentas del verano.
 

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