sábado, 22 de febrero de 2025

TARDE DE REFLEXIÓN


Esta tarde he estado ilustrándome sobre los mensajes y declaraciones aportados al Supremo por el jefe de gabinete de Ayuso para proteger al novio de su presidenta. La gran conclusión es como se puede fabricar la desinformación interesada por parte de alguien que cobra del erario. Ninguna consecuencia por ello. Pero se pueden sacar muchas más conclusiones que os comento.
Corrupción y la Impunidad: un caso que desvela el tejido de poder
Hay en general, una profunda indignación ante la corrupción política y judicial en España, marcada por el control mediático, la manipulación judicial (lawfare) y la complicidad de ciertas figuras públicas. Ayuso y su pareja (apodado "Alberto Quirón"), viven alrededor de negligencias y negocios turbios, permitidos por la actuación sesgada de jueces y fiscales que aparentemente protegen intereses oscuros. Es cuestionable la pasividad de los partidos políticos, pero mucho más la falta de movilización ciudadana ante estas injusticias.
Los casos de corrupción, impunidad y manipulación del poder erosionan la confianza pública en las instituciones. Asistimos a supuestos fraudes fiscales, connivencia política y la instrumentalización de recursos públicos para proteger a actores vinculados. Luego están el envío de fondos y los favores personales, evidentes en la adquisición de propiedades a precios sospechosamente bajos y el uso de recursos públicos en la defensa de particulares con conflictos legales. No solo esto atenta contra el principio de equidad, sino que revela cómo ciertos sectores aprovechan su posición para eludir responsabilidades.
Miguel Ángel Rodríguez (MAR) es el maestro en tergiversar la información, denigrar la libertad de expresión y utilizar su influencia para proteger intereses particulares, y sus declaraciones no tienen fundamento ni buscan el bien común, sino perpetuar narrativas que benefician al círculo de su jefa. No es de recibo utilizar recursos públicos en defensa de un particular defraudador confeso, porque al hacerlo se está cometiendo una malversación y abuso de poder que socava los principios democráticos y profundiza la desafección ciudadana hacia las instituciones. Se está consolidando una estructura de impunidad que resulta escandalosa en un estado democrático. ¿Dónde han quedado la ética y la transparencia en el ejercicio del poder? ¿Por qué se busca concentrar la culpa en un único actor? ¿Qué intereses están detrás de estas maniobras? Y, sobre todo, ¿qué acciones concretas tomarán las instituciones y la ciudadanía para garantizar que estos abusos no queden impunes?
El desafío de defender la democracia
Debe abrirse un debate sobre el estado de la democracia en España. La democracia nunca puede ser un sistema parece favorecer a los poderosos, proteger a los culpables y marginar a los ciudadanos de a pie. No podemos permitir en una democracia el uso de testaferros para ocultar los verdaderos beneficiarios de operaciones sospechosas, como la adquisición de bienes inmuebles por precios desproporcionadamente bajos. Esto no sería posible sin la complicidad de ciertos actores judiciales que, en lugar de impartir justicia, ofrecen una protección sistemática a quienes así actúan. MAR es un símbolo del problema al actuar sin consecuencias, lo que refleja la existencia de un sistema judicial parcializado.
Esta dinámica afecta la percepción de justicia y refuerza la sensación de impunidad. Se han normalizado las mentiras y la manipulación. La proliferación de bulos y narrativas falsas, respaldadas por medios afines, contribuye a erosionar los pilares de la democracia. Esto se produce por la continuidad de las estructuras del pasado franquista en el presente, consecuencia de que las élites de entonces lograron incrustarse en el aparato estatal tras la Transición, lo que sigue condicionando las dinámicas de poder y la distribución de la riqueza en detrimento de los ciudadanos. Nuestra pasividad y el silencio solo fortalecen a quienes utilizan el aparato del Estado para su propio beneficio.
Crisis de la Democracia en España
Si se quiere rescatar la democracia hay que exigir transparencia, responsabilidad y un compromiso firme con la verdad. Alcanzar un sistema más justo no es tarea exclusiva de los tribunales o los medios de comunicación, sino una responsabilidad compartida por toda la sociedad, especialmente en un momento en que los valores democráticos parecen tambalearse.
MAR habría empleado estrategias de comunicación manipuladoras para influir en la opinión pública, utilizando grupos de WhatsApp con periodistas para difundir narrativas sesgadas. Este patrón de comportamiento refleja un preocupante uso de los recursos del Estado para fines personales y partidistas, alimentando una democracia contaminada.
Mientras Ayuso no se inmuta ante acusaciones de enriquecimiento ilícito y mal manejo de los recursos públicos, cómo la publicidad institucional que se utiliza como herramienta de control y propaganda, distorsionando el papel del periodismo.
La justicia, uno de los pilares fundamentales de cualquier democracia, da muestras de parcialidad y prevaricación, beneficiando sistemáticamente al poder autonómico de la Comunidad madrileña mientras ignoran evidencias en su contra. El sistema judicial es percibido como una herramienta manipulada por las élites políticas y económicas, socavando su credibilidad y su función esencial de garantizar la justicia. Existe frustración ante esta aparente impunidad es palpable. O lo que es peor, una sensación de impotencia frente a la injusticia.
Asistimos a una ola que evidencia cómo el fenómeno de la corrupción y la manipulación institucional trasciende fronteras, erosionando democracias en todo el mundo. Pero ya se sabe que mal de muchos…
Enfrentamos como sociedad un desafío crucial: movilizarnos para recuperar la integridad del sistema democrático, para garantizar la independencia del poder judicial, para exigir que se legisle para regular la publicidad institucional y para exigir transparencia en la gestión pública. Sin estas medidas, la desconfianza en las instituciones seguirá creciendo, debilitando los cimientos de la democracia y fomentando la resignación ante un sistema que parece favorecer a los corruptos. La ciudadanía no puede limitarse a observar, pero falta voluntad colectiva para no permitir que el veneno de la corrupción siga contaminando.
El caso del "ciudadano particular" se resume en:
Confusión sobre competencias fiscales, Críticas a la politización de la justicia, Uso indebido de recursos públicos, Inquietudes sobre corrupción y transparencia, necesidad de un llamado a la movilización ciudadana y a la ética periodística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

Hoy es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, debemos estar en las calles también los hombres, alzando la voz y hacerlo en nombre de tod...