01 de Abril, intentando mantenerme al día. Algo
extenso, pero espero que jugoso.
Los test.
Alguna pincelada sobre los test. Las pruebas de
identificación de contagios es uno de los pasos esenciales que tenemos que
plantearnos en esta fase de la pandemia. Necesitamos que sean rápidos y
eficaces. Es mejor haber testado los test que se adquirieron, y al ver que no
eran fiables, devolverlos (con la tormenta política que eso ha supuesto), que
tener unos test que puedan decir que no eres positivo y serlo, o confinarte por
dar positivo cuando no había motivos para ello.
Los que critican la
devolución de esos test, deberían valorar esto antes de lanzarse al cuello del
ministerio, y pensar si su tan defendida economía de mercado, no ha convertido
el mundo en un zoco gigantesco donde todo funciona al mejor postor. Quien los
ha devuelto, debe haber valorado lo que sanitariamente supondría no haber
detectado que no eran fiables, y lo que eso que gritan por la devolución,
gritarían por los falsos resultados. Para algunos el caso es gritar que se les
oiga.
Se necesitan dos tipos de test, unos para detectar que el
virus está presente, y otros para identificar a los individuos que ya tienen
inmunidad porque ya han pasado la enfermedad. La técnica utilizada para detectar el coronavirus es la PCR (siglas
en inglés de "reacción en cadena de la polimerasa"). No es una prueba
nueva, y es una prueba que a diario de utiliza en muchísimos laboratorios, para
determinar la paternidad, identificar un cadáver o detectar una enfermedad. Es,
según las guías de la OMS, la manera habitual de
confirmar los casos de COVID-19. Puede realizarse tanto con técnicas convencionales
como con pruebas rápidas. La muestra se
toma del tracto respiratorio superior, generalmente mediante un hisopo, y/o del
tracto respiratorio inferior a través del esputo si existe y/o aspirado de tráquea
o lavado bronco alveolar en pacientes con enfermedad respiratoria más severa.
El método nasal es el comúnmente utilizado. También hay ensayos que se basan en
muestras de sangre.
Aún se ignora la sensibilidad y especificidad de la
prueba de PCR, porque los datos disponibles son limitados, en este caso, porque
estamos ante un virus nuevo. Las mismas incertidumbres se tienen con los
llamados Test rápidos por la sensibilidad y especificidad de la prueba de PCR,
las ya utilizadas en Corea del Sur, porque según el fabricante podría tener una
sensibilidad solo del 85% durante los primeros días de la
infección.
En algunos casos la muestra de un paciente infectado
puede dar negativo, es lo que denominamos “falso negativo”. La fiabilidad del
resultado depende, en especial, de si las muestras se toman en una fase muy
precoz o tardía de la infección. Pero la OMS también influye la baja calidad de
las muestras recolectadas, manejo y envío inapropiados, y otras. Eso hace
recomendable repetir la prueba en algunos pacientes, sobre todo en aquellas que
han tenido contacto comprobado con un infectado.
En los últimos días, muchos han alabado el modelo
coreano para controlar la curva de contagios, que se ha basado en la
realización de test masivos, buscando identificar y aislar de manera precoz a
los infectados. Lo cierto es que cuando hay poca circulación del virus,
realizar pruebas masivas en toda la población tiene poco sentido porque, debido
a que los métodos no son 100% sensibles y específicos, la mayoría de los casos
positivos detectados en realidad no tendrían la infección. Pero a medida que
aumenta la transmisión comunitaria y se examina a pacientes que ya presentan
síntomas, la situación es a la inversa.
Puede que si realizamos test masivos se sobrestimen
los casos de infección y pongamos a más gente en cuarentena de la debida. O
pueden sesgar la percepción médica respecto de qué segmento de la población
está más en riesgo. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades e
imprecisiones que pueden resultar, es probablemente la estrategia más segura de
realizar para reducir la diseminación de la enfermedad.
Las cifras del mundo y Europa
Las cifras mundiales son similares
a las oficiales de Europa: 852.276 contagiados, 42.400 fallecidos y 172.036
pacientes de alta. En Europa hay contagiadas más de 445.000 personas, la mitad
del total mundial. Italia y nosotros casi
la mitad. Pero la epidemia sigue avanzando con fuerza en Alemania, Francia,
Reino Unido y Suiza, y no le van a la saga Holanda, Bélgica, Austria y Portugal. Los datos oficiales son
los publicados, pero todas las autoridades sanitarias europeas lo saben, aunque
no se atreven a decirlo. Datos de expertos señalan que en Alemania pueden ser
250.000 los contagiados, Francia más de 500.000, España 750.000 e Italia 2.750.000.
Puede resultar crudo el dato, pero eso reduce la letalidad del virus a lo que
se esperaba por los expertos.
Las cifras de España y un intento
de saber su porqué
Cuando se analizan los datos
generales, vemos como España e Italia sufren casi un colapso hospitalario
(colapso ya en algunas regiones) y un mayor número de muertos. Convendría intentar
ver algunas razones del porque eso es así. Nuestros países son de los de mayor
esperanza de vida del mundo, por lo tanto con una gran población de personas
mayores; nos movemos más, somos más afectivos y nos tocamos más, y nuestra cultura
propicia un mayor contacto entre mayores y jóvenes; a nuestros sistemas de
salud les ha machacado el austericidio propiciado por la Europa de la crisis el
2008, y nuestros respectivos gobiernos de los últimos años, han sido fieles
seguidores de anteponer la economía a la salud pública.
También estamos peor informados
que los centro europeos y nos saltamos las normas más a la torera. Señalo esto, porque nuestros números no son
los números de los demás, son los nuestros. No es que seamos genéticamente diferentes,
somos cultural y dietéticamente distintos. Si eso lo añadimos a que cada país
hace los números de una manera, y en nuestro caso, cada C A tiene su propio método
de contar contagios, podemos valorar lo de un día sobre el anterior en cada uno
o una de ellas, pero no lo de esta provincia con aquella.
Y a eso se debe añadir que los
recursos sanitarios no están distribuidos de manera proporcional a la población
de una ciudad o de una comunidad. La llamada España vaciada puede encontrarse
que con un brote rápido en su territorio, vea saturadas sus camas de UCI, antes
que otra con mayor población con un brote similar en términos relativos.
Los datos de España son una muestra del contagio del virus por Europa.
Aquí hemos superado los 100.000 contagios con PCR positiva, por lo tanto deben
ir realizadas más de 100.000 test, porque si criticamos que solo se declaran
los positivos, tendremos que admitir que al menos esos cien mil test se han
realizado. Aunque sea por no contradecirnos nosotros mismos. Las de nuestro país no
discrepan de estas, aunque nos duelen más porque son las nuestros y los muertos
y enfermos son los nuestros: 102.136 contagiados, 9.053 fallecidos y 22647
altas por curación.
En el lado malo tenemos que los
sanitarios contagiados superan los 13.000, que los test han empezado pero van a
menor ritmo del deseable, y que las Ucis aún aguantan aunque no se sabe por cuánto
tiempo lo harán. Lo positivo es que los contagiados confirmados no crecen tanto
de día a día, de tal manera que hemos pasado en dos semanas de un crecimiento
inferior al 10% cuando hace dos semanas era del 30 %. Se empieza a notar el
efecto del confinamiento. Sigo repitiendo que los muertos de hoy son la señal
de lo que hicimos hace más de dos semanas y no de lo que estamos haciendo
ahora.
Y aunque la situación es dispar en
toda España según cada comunidad, porque la infección va a una velocidad
diferente en cada una de ellas (lo mismo que entre países), la impresión que
hay es, que han disminuido los ingresos en los servicios de urgencias y que
atención primaria con los aislamientos domiciliarios, está siendo una barrera
muy importante para que eso sea así. Hay que esperar para ver como evoluciona,
todo antes de tomar nuevas medidas, por mucho que desde la clase política se
discrepe, porque este es un problema sanitario.
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