Hemos recibido en el grupo de amigos, este correo de una de sus miembros. Me parece no sólo entrañable, sino una fotografía de una casa cualquiera (esta es rural), de esa gente buena que son la inmensa mayoría de españoles.
Ella, la autora, es buena de más. Su lectura os pondrá las pilas como ha hecho conmigo. No le importará que la comparta en mi muro.
Buenas noches o buenos días, depende como se mire.
Aunque no escriba, estoy.
Por ser telegráfica:
T: Me alegra saber que estás mejor. Cuídate mucho y cuidaos tod@s.
J: no hagas caso al cansino del cura. Tú estás en otra dimensión. Corazón, eres muy grande.
JF: He visto una llamada perdida. Eso sí no sé de cuándo😰 Mañana te doy un toque.
Antonio: No dejes la pluma. A tus escritos no pongo ni quito una coma.
Por mi parte: gestiono el tiempo lo mejor que puedo.
Hace poco más de una semana que mi padre y yo salimos del hospital. Acostumbramos a entrar juntos y salir juntos. Somos un equipo.
El confinamiento, bien, no me aburro: teletrabajo, hago de maestra, estoy pendiente de mis padres; eso sí, no me acerco, no los beso, ni los abrazo, no toco nada durante los minutos que voy a verlos y llevarles la comida y antes de salir, siempre le recuerdo a mi madre que cuando, yo salga, se lave la cara y las manos; procuro leer todo lo que llega y despacharlo.
En los ratos libres ayudo a confeccionar mascarillas para donarlas. A partir del lunes mascarillas y batas.
Y cuando estoy cansada, me siento y le meto mano a una jarapa que estoy haciendo con camisas viejas.
Un día sí y otros no, leo los mensajes. Cualquier cosa urgente, no dudéis en llamarme, a la hora que sea. No soy capaz de digerir tanta información y desinformación.
Tampoco me quejo, peor es la guerra y estar en primera línea de los servicios sanitarios que merecéis todo mi apoyo y respeto.
Cuidaos mucho y cuidar a las personas que tenéis alrededor.
Os quiero. Un abrazo enorme
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