Algunos acusan a Felipe VI de populismo por renunciar a la herencia de Juan Carlos I, "pillao con el carrito del helao" en los asuntos saudíes,
Están equivocados. Populismo sería haber dado esos 100 millones y la asignación que tenía su padre a la sanidad publica que anda necesitada. Esto es más de lo mismo.
Vuelvo a lo que ahora interesa, que para lo otro habrá tiempo luego.
Se acaba de decretar el cierre de nuestras<fronteras y solo se permitirá la entrada por vía terrestre a los ciudadanos españoles, a los residentes en España, a los trabajadores transfronterizos y a quienes acrediten razones de fuerza mayor- Vamos con todo a por el mal bicho.
Pero dicho lo anterior, haré un reproche.
Todos en casa el fin de semana. Una serie de medidas que configuran el estado de alarma, tendentes a frenar los contagios. Una actuación ejemplar este fin de semana, de la inmensa mayoría de españoles. Hasta aplaudimos a nuestros sanitarios. Preocupadísimos porque pudiesen abrir las peluquerías, hasta que se rectifica y las cierran. ¡Que grandes somos! ¡Españoles y mucho españoles!
Y llega el lunes. Y no solo acuden a trabajar los que trabajamos en servicios esenciales, sino todo el que considera que tiene que hacerlo porque si, o porque su jefe entiende que porque si.
Ejemplos: la oficina de la constructora se cierra, pero sus albañiles currando en la obra; los concesionarios de coches cerrados, pero los obreros de esas fábricas produciendo; los trabajadores en un metro que se avería cuando iban a trabajar, sin pensar que se puede formar una multitud de personas agolpadas en una estación y propagar el virus; polígonos industriales cerrados, pero sus entradas llenas de vehículos de gente que va a trabajar; los ayuntamientos que apoyan el QUÉDATE en CASA, pero hacen que sus trabajadores, contratados con las ayudas del paro a esos ayuntamientos, estén trabajando; etc, etc.
A ver si es posible que nos enteremos de una vez: O NOS QUEDAMOS EN CASA TODOS, MENOS LOS SERVICIOS BÁSICOS, O ESTO VA A CONTINUAR Y LO DEL FIN DE SEMANA NO SERVIRÁ PARA NADA.
No puede seguir siendo nuestra economía siempre prioritaria sobre nuestra salud. O entendemos esto, o lo que podría ser una situación de cuatro meses, se convertirá en una historia interminable que no solo traerá dolor y muerte a muchos hogares, sino que prolongará la crisis económica que ya tenemos, y la hará aún mayor porque el confinamiento en casa tendrá que durar más tiempo.
Es incomprensible que continúe la sordera de quienes tendrían que ser todo oídos, no nuestros políticos (que también), sino los ciudadanos que dependemos de un empleo y no de una cuenta bancaria.
¿Tan difícil resulta de entender que se debe parar todo menos lo esencial?
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