Con tanto Master, todos hemos empezado a caer en manos de una prensa
amarilla. Su objetivo no es otro, que sembrar la duda sobre la decencia
de todo el mundo. Difama que algo o alguien caera. Y nada mejor para
lograrlo que usar la generalización.
No todo son plagios o
falsificaciones en la Universidad. Y de serlo, eso debe demostrarlo la
justicia. Se olvida, que un trabajo hecho y presentado en la Universidad
tiene un tutor, se expone publicamente, y un tribunal de expertos lo
examina y evalúa. ¿Qué hay irregularidades en muchos casos? Seguro. ¿Qué
las hay en todos? Falso.
La prensa de investigación está para
investigar y denunciar lo irregular o ilicito.Pero eso no puede
convertir a todos los periodistas en grandes expertos en todas las
materias, en los más capacitados para analizar un trabajo o una tesis, o
detectar plagios en trabajos especializados, salvo que esos trabajos
sean sobre periodismo.
Preguntate ¿Te dejarias operar por Inda o
Marhuenda, expertos en todo? Responderías que no, que no son cirujanos.
Pues tampoco son economistas, ni ambientalista, u otra profesión y
manifiestan su infalibilidad en todas las materias. Son solo
periodistas, pero el amarillismo les convierte en maestros en todo, o
eso le parecen a algunos. Mejor harían en intentar ser independientes
en una disciplina tan importante socialmente como es el periodismo. Sin
embargo, no hay duda que son la voz de su amo.
Decir que todo
nuestro sistema universitario está putrefacto, no se corresponde con la
realidad, y prueba de que no es así, es la valoración que fuera de
nuestro país tienen los graduados/as, licenciados/s, master, y
doctores/as españoles, que por desgracia están obligados a trabajar
fuera de España. No se puede generalizar, porque junto a gente
intachable haya gente impresentable. Pero sobre todo, me niego a
aceptar, que ser calificado en un grupo u otro, le corresponda hacerlo a
un periodista, que sabrá mucho de periodismo, pero no de todas las
materias.
La tesis de Sánchez, convertida de la noche a la mañana
en el libro más deseado para ser leído en este país, es un ejemplo de
la práctica de ese amarillismo. Calificarla fue responsabilidad del
Tribunal que la valoró y evaluó. Si alguno de sus contenidos está
plagiado, reprochemosle eso al tribunal que se dejó colar un gol, pero
no queramos convertirnos en miembros de ese tribunal, sin estar
cualificados para ello, porque nos instiguen a hacerlo estos "genios"
del periodismo.
Respondamonos cada uno a estas preguntas
¿superariamos, cada uno en su profesión, el nivel de excelencia que
exigimos al vecino en la suya? ¿dejaríamos que nos juzgase nuestra
capacitación un periodista? ¿Estaríamos dispuestos a acreditar nuestras
titulaciones si quien nos lo pide es un periodista?
Las
respuestas nos indican que, de verdad, es para hacernoslo mirar. Y lo
peor, es que nos merecemos que nos lo miren, por pensar para nosotros de
una forma, y de la contraria cuando se trata del otro.
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