El sistema judicial español cada día nos
da un nuevo motivo para avergonzarnos de el. Oír esta mañana a un juez
llamarle “bicho” e “hija de puta” a una víctima de violencia de género,
es una invitación al vómito sobre la toga que viste. Y como le han
grabado, argumenta en su defensa, que es una conversación privada
grabada sin permiso, y que no afecta a su criterio como juez. Vamos que
lo han pillado con el carrito del helado y quiere hacer lo negro blanco.
Ya están tardando sus señorías en apartarle de la responsabilidad de
juzgar a nadie, porque es él quien debería ser juzgado por sus palabras.
No creo que loo hagan al no ser ni titiritero ni rapero.
Esto no solo es ver el machismo de un sistema judicial patriarcal. Es la demostración de que los tres poderes del Estado necesitan una regeneración muy profunda para que sean los que necesite una democracia que se precie de serlo.
Esto no solo es ver el machismo de un sistema judicial patriarcal. Es la demostración de que los tres poderes del Estado necesitan una regeneración muy profunda para que sean los que necesite una democracia que se precie de serlo.
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