domingo, 21 de octubre de 2018

UN ENTIERRO ANTIDEMOCRATICO


Al final la momia de Franco parece que acabará en la Almudena, en el centro de Madrid, por empeño de la familia y connivencia de la iglesia. Eso significará el traslado del lugar de peregrinaje, pero no el pasar definitivamente página a una dictadura fascista.

Tres son las partes implicadas en este asunto. La primera la familia, empeñada en seguir enzalsando a un dictador, por muy abuelo suyo que sea. En lugar de pensar como cualquier familia normal, y ver que el lugar más lógico sería enterrarlo junto a su mujer, apuestan por seguir desafiando a la democracia.

La segunda es la iglesia católica española, una institución que nunca pidió perdón por participar directamente en la guerra, y que luego sirvió de soporte a la dictadura franquista.
La tercera es el gobierno, que debe demostrarmos que realmente es de izquierda, y que no actúa como hicieron sus predecesores, como unos meapilas.

Es el momento de que un gobierno democrático, ponga las cosas en su sitio, y eso sólo puede hacerse ya, dándole a las otras dos partes, donde más les duele, que es en el bolsillo.

A la familia puede empezar por incautarle todo lo heredado del abuelo y que no tenga una procedencia lícita o que sea fruto del botín de guerra y del miedo a la dictadura. El Pazo de Meirás por ejemplo.

Con la iglesia, empezando por hacerle pagar los impuestos que le correspondan como a cualquier entidad, y luego siguiendo por plantear de una vez la separación definitiva Estado-iglesia católica, informando ya de ello a Roma, e iniciando los trámites para la retirada del Concordato. Y si aún no tiene suficiente, que no tendrá, proceder a la denuncia en un juzgado por haber tapado sus casos de pederastía, y por hacer, al permitir las maniobras de sus miembros en Cuelgamuros, haciéndolo apología y exaltación del genocidio franquista, lo que se retiraría permitiendo el enterramiento del dictador en la catedral.

Si el gobierno se atreve a hacer eso, veremos lo rápido que ambas partes deciden cambiar su decisión de enterrar a un asesino en la catedral de Madrid.

Si se les permite enterrarlo allí, se les está permitiendo un acto antidemocrático, algo que no se puede tolerar por parte de un Estado laico y democrático. Y si al final así lo hacen, el gobierno hará el ridículo.

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