Soy un convencido desde siempre, que merece la pena luchar por un PSOE más cercano a la ciudadanía, de que cualquier representante político, ante todo y antes que a nada, se debe a los ciudadanos a los que representa. Afirmar eso en esta época convulsa que nos ha tocado vivir, donde a la desbordada corrupción, ahora se le añade el choque entre el nacionalismo español y el independentismo en Cataluña, no es fácil, pero siempre es buen momento para recordar a quien se debe un cargo publico.
Transcurren días que recuerdan tiempos pasados, en los que te sorprende gente a la que creías progresista, con frases y gestos, que uno daba ya por muertos, pero parece que lo que estaban era mal enterrados. Han vuelto el patriotismo, la visceralidad, el “por mis huevos”, el autoritarismo, el “que se jodan los demás”. Amanecemos en días en los que se está perdiendo la racionalidad, en los que pocos piensan lo que dicen antes de decirlo, y en los que parece que ser intolerante con todo vuelve a estar de moda,. Y lo peor, nos acostamos igual.
Ese candidato es José Luis Blanco, una persona, para muchos de nosotros desconocida hasta hace muy poco, y a quien le ha hecho relevante, un hecho curioso: ya desde antes de que anunciase su decisión de concurrir a primarias, se le ha tachado de todo lo malo habido y por haber, incluso por gente para quien, como para mí, era un perfecto desconocido. Todo por el miedo que algunos manifiestan a que la hora del cambio en Castilla la Mancha se pudiese estar acercando. Han practicado con Blanco el tan conocido “difama que algo queda”.Somos habitantes de un país, que parece no ser el de todos y todas, como si de la noche a la mañana residiésemos en un cortijo propiedad del que grita más alto. Es por eso que de pronto, escuchar a un político que nos dice que sus objetivos como candidato a la secretaría general del PSOE de Castilla La Mancha son: recuperar la credibilidad ante la ciudadanía, cumplir la palabra dada, dar protagonismo a la militancia, y rendir cuentas, resulta esperanzador, sobre todo en una España donde todos los ciudadanos queremos que esto cambie de una vez por todas, y que se nos escuche, y se cumplan los compromisos de los programas electorales.
Expreso esa percepción, porque escuchando a Blanco, resulta que lo que su imagen transmite, es la de ser un tipo íntegro, que no insulta a nadie, y que en su discurso lo envuelve la idea de que al viejo PSOE no nos lo estamos cargando quién pedimos su renovación. Son muchos los argumentos utilizados en su contra. La más falaz es el intento de mezclar lo orgánico con lo institucional, como si la celebración de primarias fuese una forma de debilitar al gobierno regional, y que por ello se ponía en riesgo la continuidad de ejercerlo en la Junta de Comunidades.
El calendario ya desmonta ese argumento. Es en 2019 cuando los castellano manchegos deberemos decidir que proyecto de mejora queremos para nuestra región. No tocan elecciones regionales ahora. Lo que ahora si toca es regenerar un partido que ha perdido 180.000 votos desde 20107 a 2015 y que ha visto reducida su militancia a 10.000 afiliados en 2015. Las primarias no son un problema, sino la máxima expresión de la democracia interna, como se aceptó por todos en el 39 Congreso, y un instrumento que puede permitir cambiar la tendencia de esas cifras.
Hace unos días, el portavoz del gobierno regional, señalaba que el actual SG regional García Page, contaba con el apoyo decidido del Secretario General Federal Pedro Sánchez. Nada más lejos de la realidad, porque desde Ferraz se está manteniendo la neutralidad que se pedía a la Gestora Federal y que no tuvo con Sánchez. Para muchos neutralidad en exceso, porque hablamos de García Page, quien primero ligo su continuidad a Susana Díaz y a que Sánchez no resultase elegido. Se declara garante del cumplimiento de las resoluciones del 39 Congreso, pero cuando ha tenido la oportunidad de demostrarlo, no ha reducido al 3% los avales para ser candidato, ni someter el acuerdo de gobierno con UP al refrendo de la militancia. El otro argumento con el que se ha querido falsear la realidad, es el de la bicefalia que divide a un partido.
Pobre argumento en una región donde casi siempre existió bicefalia entre presidencia del gobierno regional y la secretaria general del partido. Es más, a partir de ahora, la elección por primarias puede desembocar en bicefalia en la mayoría de territorios, hecho que se reforzará si de una vez se aplica el principio de “un militante, un cargo”. Page tiene tajo como presidente para dedicarse en cuerpo y alma a la región y que los asuntos orgánicos los desempeñe otra persona.
Se desconoce que acontecerá el ultimo día de septiembre en las urnas. En cualquier caso, la valentía de luchar contra los molinos de Blanco, ya está acreditada. Y lo más importante, que el nuevo secretario general salga de la decisión del conjunto de los militantes, en una región donde siempre fue una decisión adoptada en los despachos, ya supone un soplo de aire fresco.
Aunque vistas las falsedades y falacias utilizadas estos días en esta campaña, parecen hacer falta muchos soplos. Casi un vendaval.
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