Cuando todo parecía apuntar a que
la salida de Sánchez era buscar el apoyo de Ciudadanos, hoy le ha puesto sobre
la mesa una propuesta Alberto Garzón. Consiste en iniciar una negociación a
cuatro entre el PSOE, Podemos, Compromís y su formación Unida-Unidad Popular. A
falta de una respuesta del PSOE, tanto Iglesias como Baldoví ya han mostrado su
predisposición a iniciarla. En Ferraz se piensan la respuesta, seguramente por
desconfianza a todo, que es la peor sensación para iniciar una negociación que
si en algo debería basarse es precisamente en la confianza.
La propuesta fuerza al PSOE a optar
por esta o la salida de Ciudadanos para intentar formar gobierno. Si en la
consulta que hay previsto realizarle a la militancia socialista, la cuestión
que se plantee es optar entre un gobierno con un programa de izquierdas o un
programa con los matices que imponga Ciudadanos, la respuesta se decantaría
claramente por la primera opción. En cambio, si la pregunta es ¿quiere usted a
Iglesias de vicepresidente para llevar a cabo un programa de izquierdas?, la
respuesta puede ser muy diferente.
No es de extrañar esa respuesta,
porque Iglesias no se está haciendo querer por las bases socialistas con su
actitud, y si realmente quiere que se alcance un gobierno, bien haría con bajar
el tono y empezar por asumir los errores que su prepotencia le ha llevado a
cometer, si es que quiere que el proceso negociador llegue a buen puerto. El
PSOE tiene que retratarse ya, sobre si quiere poner en marcha un proyecto con
base en los principios de la izquierda, pero también Podemos tiene que hacerlo
y decidir si lo que más les importa es un programa que atienda la emergencia
social o el los referéndum de autodeterminación que le imponen sus socios, con
independencia a si legalmente hoy es posible su celebración.
Y un detalle no menor, sobre el
origen de esta propuesta, mientras que para
Iglesias el acuerdo siempre pasa por su vicepresidencia, mientras que para Garzón,
a quien le han ofrecido formar parte del gobierno tanto PSOE como Podemos, nunca
lo ha exigido, posiblemente porque su prioridad si es el programa de gobierno,
y eso le da valor a su propuesta para lograr un acuerdo. Hasta ahora las tácticas
de unos y otros, y las salidas de tono de Iglesias, han impedido que los
negociadores de PSOE y Podemos se hayan sentado a debatir.
La propuesta de Garzón puede
desatascar la situación y abre la posibilidad de formar el gobierno de progreso
y cambio que muchos deseamos. Sin embargo es bueno tener memoria, y no olvidar
que Iglesias (el que hasta esta mañana no quería ni oír hablar de la abstención
de Ciudadanos), es el mismo que mientras no tuvimos elecciones, se mostraba más
cómodo con Rivera que con nadie y hasta dijo que podía apoyar todas sus medidas
porque Podemos no era una opción de izquierda o de derecha. Sin embargo, logrado su primer objetivo de estar en el
Parlamento, ahora su nueva meta ya es ser la fuerza mayoritaria en la
izquierda, para lo que necesita conseguir votos por su derecha (del PSOE) y de su
izquierda (de UP-IU). Ambos harían bien palpándose de vez en cuando los bolsillos.
Para continuar con la estrategia,
a última hora de esta mañana, Iglesias hacia un nuevo viraje no vetando ya a Ciudadanos,
Sabe que les puede necesitar para en algún caso cambiar el no del PP por su
abstención sobre todo en las medidas de lucha contra la contra la corrupción a
las que en su situación no podrán oponerse. Pero sobre todo, detrás de este
aceptar pulpo como animal de compañía de Iglesias, está que Rivera es la
derecha del futuro, la otra pata de un nuevo bipartidismo al que aspira.
Igual su estrategia alcanza su
objetivo, pero en ningún caso es ya creíble que su apuesta es un programa de
atención a la emergencia social.
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