viernes, 7 de agosto de 2015

FALTAN CAMBIOS PROFUNDOS, NO OCURRENCIAS


Creía que no me quedaba capacidad de asombro, pero estaba equivocado. Pese a cuarenta años de participar en la política de mi entorno, uno no se acostumbra a escuchar ciertas ocurrencias,  y eso me parece plantear en el PSOE un nuevo mecanismo de designación de candidatos electorales, cuando aún está caliente el cadáver del sistema de primarias. No se ha desarrollado y ya  lo enterramos.

La propuesta es buscar nuevos perfiles (diferentes al del político tradicional) y que nuestros candidatos sean "líderes sociales". Todo un “revival” o algo “vintage”, porque en este partido para ser candidato siempre bastaba con contar con el respaldo social, y el requisito de saber medrar en los aledaños de los dirigentes, que ahora parece necesitarse, se inventó mucho después.

Nadie discute que cualquier fórmula será mejor que el “dedazo”, pero visto lo visto, esto parece un dedazo dentro de un dedil de camuflaje. Para ser candidato por un partido, seguro que puede no estarse afiliado pero si estar capacitado, pero lo primero exigible debe ser que comparta la ideología de ese partido. Quienes nos consideramos socialistas y no socialdemócratas, queremos ideología socialista, y no damos tanta importancia a la militancia del candidato, porque entendemos el puesto de candidato como algo temporal, y no como el inicio de una profesión.

Si al candidato no se le exige un compromiso con la ideología socialista, sino solo liderazgo social, acabaremos haciendo que esta  propuesta sea un nombramiento a dedo de quien tenga por gran mérito caerle bien al jefe, como ocurre en el PP. Buscar mirlos blancos no es nuevo en este partido, y su imposición sonó siempre más a cacicada que a profundización democrática o a escuchar a la voz de la sociedad. Creo que no se ha valorado que ese método puede provocar rechazo interno, y eso siempre cristaliza en  ciudadanos que deciden quedarse en casa.

En este país en su conjunto, tanto afiliados como simpatizantes de partidos, y los ciudadanos en general, no asumimos que nuestro nivel de formación política es escaso a la hora de decidir a quién le otorgamos nuestro voto, y eso nos hace presas fáciles al engaño con promesas absurdas. La culpa no es del político, sino nuestra, y si eso no cambia, nunca tendremos una democracia real, sea cual sea el sistema de selección de candidatos. Todos los métodos fracasarán.

Exigir la obligatoriedad de militancia para los candidatos, limita el abanico de los posibles, a quienes han crecido a la sombra del partido, y a que la candidatura se convierta en un grupo de amiguetes que se reparten los puestos en la administración.  La gente espera, no tanto una nueva fórmula de elección de candidatos, sino ver decisiones que demuestren a los votantes que el PSOE está de verdad comprometido con el cambio.

Puede que estos calores estivales alteren las cabezas pensantes. Deberíamos dejarnos de ocurrencias y pensar que con la que está cayendo, una cara sonriente ya no es suficiente. Si no se cambian de verdad las formas de decisión, no hacen falta ni primarias ni liderazgo social, porque, de antemano,  en cada provincia se conocen los nombres de quiénes irán en las próximas listas electorales.

Mejor haríamos dándonos prisa en hacer cambios profundos, y mostrar que se equivocan quienes imputan a los dirigentes socialistas falta de democracia interna. A ver si nos damos cuenta de que el gran beneficiado de ese inmovilismo se llama PP.



1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con tu reflexión, pero visto lo que veo sólo somos dos. Describes la realidad de los ” primariates”, acaso molestas?, pues no, les importa un carajal. Después de treinta( no cuarenta como tú), me doy cuenta que la intención no es hacer políticas sino medrar "a la sombra del león" ( que dijo Joaquín sabina).
    Ssludos

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