Creía que no me quedaba capacidad de asombro,
pero estaba equivocado. Pese a cuarenta años de participar en la política de mi
entorno, uno no se acostumbra a escuchar
ciertas ocurrencias, y eso me parece
plantear en el PSOE un nuevo mecanismo
de designación de candidatos electorales, cuando aún está caliente el cadáver
del sistema de primarias. No se ha desarrollado y ya lo enterramos.
La propuesta es buscar nuevos perfiles (diferentes
al del político tradicional) y que nuestros
candidatos sean "líderes sociales". Todo un “revival” o algo “vintage”, porque en este partido para ser candidato siempre bastaba con contar
con el respaldo social, y el requisito de saber medrar en los aledaños de los dirigentes, que ahora parece
necesitarse, se inventó mucho después.
Nadie discute que cualquier fórmula será
mejor que el “dedazo”, pero visto lo visto, esto parece un dedazo dentro de un dedil de camuflaje. Para ser
candidato por un partido, seguro que puede no estarse afiliado pero si estar capacitado,
pero lo primero exigible debe ser que comparta
la ideología de ese partido. Quienes nos consideramos socialistas y no
socialdemócratas, queremos ideología socialista, y no damos tanta importancia a
la militancia del candidato, porque entendemos
el puesto de candidato como algo temporal, y no como el inicio de una profesión.
Si al candidato no se le exige un compromiso con la ideología socialista, sino solo liderazgo social, acabaremos haciendo
que esta propuesta sea un nombramiento a dedo de quien tenga por gran mérito caerle bien
al jefe, como ocurre en el PP. Buscar mirlos blancos no es nuevo en este
partido, y su imposición sonó siempre más a cacicada que a profundización democrática
o a escuchar a la voz de la sociedad. Creo que no se ha valorado que ese método
puede provocar rechazo interno, y eso
siempre cristaliza en ciudadanos que deciden
quedarse en casa.
En este país en su conjunto, tanto afiliados
como simpatizantes de partidos, y los ciudadanos en general, no asumimos que nuestro nivel de formación
política es escaso a la hora de decidir a quién le otorgamos nuestro voto, y
eso nos hace presas fáciles al engaño con promesas absurdas. La culpa no es
del político, sino nuestra, y si eso no
cambia, nunca tendremos una democracia real, sea cual sea el sistema de
selección de candidatos. Todos los métodos fracasarán.
Exigir la
obligatoriedad de militancia para los candidatos, limita el abanico de los posibles, a quienes han crecido a la sombra del partido, y a que la
candidatura se convierta en un grupo de amiguetes que se reparten los puestos
en la administración. La gente espera, no tanto una nueva fórmula
de elección de candidatos, sino ver
decisiones que demuestren a los votantes que el PSOE está de verdad comprometido
con el cambio.
Puede que estos calores estivales alteren las
cabezas pensantes. Deberíamos dejarnos de ocurrencias y pensar que con la que
está cayendo, una cara sonriente ya no
es suficiente. Si no se cambian de
verdad las formas de decisión, no hacen falta ni primarias ni liderazgo
social, porque, de antemano, en cada provincia se conocen los nombres de quiénes
irán en las próximas listas electorales.
Mejor haríamos dándonos prisa en hacer cambios profundos, y mostrar que se
equivocan quienes imputan a los dirigentes socialistas falta de democracia
interna. A ver si nos damos cuenta de que el
gran beneficiado de ese inmovilismo se llama PP.
Totalmente de acuerdo con tu reflexión, pero visto lo que veo sólo somos dos. Describes la realidad de los ” primariates”, acaso molestas?, pues no, les importa un carajal. Después de treinta( no cuarenta como tú), me doy cuenta que la intención no es hacer políticas sino medrar "a la sombra del león" ( que dijo Joaquín sabina).
ResponderEliminarSsludos