domingo, 24 de septiembre de 2023

LAS LECCIONES DEL GENIO AZNAR, O EL MUÑECO DIABÓLICO EN LA BAÑERA DE GÉNOVA 13


Ayer, don José María Aznar, ese gran patriota al que toda la derecha se quiere parecer para emular su grandeza, se preocupó por todos nosotros, en un intento más por salvarnos de toda la pérfida izquierda y del comunismo salvaje que representa Pedro Sánchez.
Todos en la derecha patriótica han corrido a su llamada, la primera su alumna más aventajada, conocida en sus círculos más íntimos como la fascista diabólica. Y en el PP todos aplauden al ritmo de la batuta de don José María, la verdadera reserva espiritual de occidente.
Es el mismo señor que se oponía al texto de la Constitución de 1978. El mismo patriota que al terrorismo que hoy considera asesino, le llamaba Movimiento Vasco de Liberación y que acercó 547 presos de ETA a Euskadi. Claro que ahora no se trata de Euskadi, sino de Catalunya. Pero también aquí nos demostró su patriotismo cuando indultó a 15 presos de Terra Lliure a cambio de los votos del partido de Jordi Pujol, hoy Junts, y que hasta hablaba catalán en la intimidad, para conseguir esos votos.
Fue un presidente magnifico para nuestro país, por eso piensa que puede darnos lecciones. Lo fue sobre todo, cuando privatizó 52 empresas públicas españolas muy rentables que fueron a parar a manos de sus amigos, o cuando durante la magnífica gestión del Prestige por Rajoy ni abrió la boca, o cuando calló mientras su mujer Ana Botella, entonces alcaldesa de Madrid, vendía a mitad de precio decenas de viviendas públicas al fondo buitre en que trabajaba su hijo Alonso, eso sí, importándole un pimiento que miles de familias se quedasen en la calle.
Otra de las grandes gestiones de este enorme patriota fue cuando nos metió en la guerra de Irak, con el super argumento de la existencia de armas de destrucción masiva. Y también él era presidente cuando el accidente del Jack 42, cuando Trillo y sus acólitos mezclaron los cadáveres de oficiales militares y soldados para luego dar carpetazo al asunto y que no se investigaran los contratos, a precios millonarios, de aviones en mal estado para transportar a nuestros militares. Pero su gran obra como presidente fue sin duda cuando nos mintió a todos los ciudadanos, a sabiendas, sobre los atentados del 11M, culpando a ETA que no los había cometido, buscando al hacerlo obtener réditos electorales de los muertos en ese atentado.
Ahora nos da lecciones de legalidad, pero no se le ha oído decir nada, sobre si su partido estaba incumpliendo la Constitución al bloquear la renovación del CGPJ (ya desde hace más de 5 años), ni tampoco ha dicho ni mu de los paseos en yate con amistades peligrosas del candidato del PP a la presidencia del gobierno, y ha permanecido callado cuándo la fascista diabólica de Madrid permitió, por protocolo escrito, la muerte de 7.291 ancianos a los que negó asistencia médica.
Este señor, estadista maravilloso, es soberbio, siniestro, maquiavélico y hasta puede resultar patético pensar, que un personaje de esta calaña haya sido nuestro presidente, y es más penoso aún escucharle hoy queriendo sacar a la gente a la calle. Además, se permite hacer estas arengas democráticas para sus fans de la derecha extrema y de la extrema derecha, no desde el sitio de alguien con el salario mínimo, o con un contrato precario, o con una bolsa de la compra que no se puede pagar con su salario, sino que nos anima a que los demás luchemos en las barricadas pero desde las cómodas poltronas de los consejos de administración de grandes empresas, en las que está instalado.
Ese genio es el que considera que toda España debe echarse a la calle contra una ley de amnistía, y eso que aún no existe ni la decisión de esa amnistía ni la ley que deba regularla. Algunos pueden pensar, que lo que busca es provocar desórdenes en las calles, pero no es eso, el fondo del asunto es que sigue convencido de que cualquier gobierno que no sea el del PP siempre será ilegítimo. Así entiende el gran patriota la democracia.
La reacción a las palabras de Aznar de ayer lo dejan todo muy claro: Feijoo no tiene el liderazgo, sino que lo tiene la vieja guardia del PP; que el PP no es una derecha moderna europea, sino el residuo del franquismo de la época de Fraga; que ese partido carece de democracia interna y da igual a quien pongan al frente porque lo dirigen los de siempre.
Las condiciones que exigen desde Junts pueden ser inasumibles para alcanzar la investidura de Sánchez y en su momento se verá. Pero en el PP de nuevo se ponen la venda antes de recibir la piedra, como llevan haciendo desde el principio de los tiempos como partido, con el terrorismo para hacer política, aunque ya sea pasado, y el “España se rompe” aunque siga entera. Están más preocupados por la posibilidad de una investidura de Sánchez, que por alcanzar la ansiada investidura de Feijoo, esa que le pidieron al rey y este les facilitó para este juego que hoy se trae. Buscan votos ante una probable repetición electoral, porque no pueden pactar nada más que con la ultraderecha, y ya dan la investidura de Feijoo por un fracaso.
Pero ellos siguen con el ruido.

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