domingo, 24 de septiembre de 2023

El domingo circo, y en seis días bufonada.


Faltan seis días para la bufonada de la investidura de Alberto. El domingo toca presenciar toda la escenificación del todos contra la amnistía. Saldrán muchos, y si no son tantos contaran cuantas piernas hay y el número de asistentes será el doble. Manifestarse contra lo que puede hacer alguien que aún ni ha sido designado candidato a la investidura, y tratar de que nos olvidemos de que es su candidato el que en seis días querrá apartar de él ese cáliz.
Pero sigue el cinismo reinante y nos dice la derecha que va a hacer cumplir la Constitución y a luchar por la igualdad entre españoles, pero no se refieren ni a renovar el CGPJ ni a evitar el dumping fiscal que han montado de Madrid y Andalucía, sino a cualquier cosa que no sea que ellos gobiernen. Y no hablan solo ellos, también cuentan con las declaraciones de ilustres viejas glorias socialistas como González, Guerra, Leguina o Redondo, aunque metiendo por medio las peluquerías y un machismo trasnochado, puede que causen el efecto contrario del que pretenden.
Feijoo es un tipo previsible. Sabes de antemano lo que va a decir, si es que dice algo. Siempre anda malhumorado, insultando a la inteligencia, destilando odio. No le escucharemos hablar ni de sanidad, ni de educación, ni de servicios sociales, ni de barrios pobres, ni de derechos, ni de inmigración. Son temas que esquiva, solo habla del malvado Perro Chanchez. Antes o después el balón se le pinchará y ya no habrá partido. Que poco queda hoy de ese hombre tan estadista que se las prometía muy felices. Venía desde Galicia a gobernar y no tenía ni que plantear un programa electoral, porque lo tenía todo ya hecho. Pero después del 23 J ha pasado de derogar el sanchismo, a hacer el ridículo mendigando el voto de aquellos a los que ayer llamaba votantes de Txapote. Su gran argumento para hacer esa petición de tranfuguismo y traición es una supuesta españolidad.
Porque un tamayazo es ahora la solución que buscan. Han creado tal ambiente de desconfianza en la clase política, que los ciudadanos, independientemente de lo que votan, no ven nada como seguro y creen la traición como algo posible. Creo que es un miedo infundado, pero el influjo de la fascista diabólica, la única interesada en el fracaso precoz de Feijoo, es lo que hace que todos compitan por ser el mejor "buen español", ese que aunque viva puteado sacraliza el gran timo de la transición, ese proceso del atado y bien atado, el de o monarquía o el caos. Todo un timo patrio que se hizo para que conservaran unas pocas familias el poder por encima de la ley, para mantener un sistema de justicia del franquismo, y que bautizó toda esa telaraña como una “gran democracia”, pero en el sentido más franquista de la expresión.
Más de cuarenta años después, aun se sigue glorificando una gran estafa a la izquierda antifranquista. Fue cambiar para que nada cambiara. Por eso chirria tanto en muchas cabezas, que intentar buscar fórmulas que sirvan para recobrar la convivencia, la confianza y el pacto entre iguales, suenen a romper, no España como nos dicen, sino a su pánico a que se rompa el modelo que ellos impusieron. Están vendiendo la amnistía como si fuese una nueva ETA, y algunos votantes socialistas pueden incluso dejarse arrastrar por ese falaz mensaje, y llegar a ver que el voto de algunos diputados socialistas, pueda ser lógico que se mueva contra esa posible amnistía.
Muchos criticaron que en las listas electorales, Sánchez se mostrara muy celoso de a quiénes se elegía. Aun así, Sánchez no debería descuidarse, porque el movimiento de Feijoo reuniéndose con los presidentes de las CCAA, no pinta a presentarles propuestas, sino que huele a sondeo de barones socialistas, buscando en ellos un desliz "patriótico". Es la estrategia política que impone la derecha y que tanto adora su electorado.
Crean conscientemente un ambiente de ruido que impida creer en el sistema democrático. Lo han hecho declarándose ganadores sabiendo que no lo eran, o pidiendo la designación para la investidura sabiéndola imposible. Pero buscan preocuparnos en demasía. Se mire como se mire, todo es tan sencillo como asumir que la Constitución es la norma que regula todo. Si, como dicen, la amnistía no cabe en la Constitución, el Tribunal Constitucional la echará abajo para gloria de las cavernas política y mediática. Y si el Tribunal Constitucional no la echa abajo, será porque es constitucional, y el PP y Vox, tan constitucionalistas ellos, también deberían estar contentos porque se habrá respetado la Constitución.
No quieren decirnos su verdad. El problema para el PP no es amnistía si o amnistía no. Se resume en un solo objetivo: impedir por tierra mar y aire que su odiado Sánchez pueda seguir gobernando. Y piensan que todo vale para lograrlo, hasta pasar por la piedra a su candidato, antes de que presente su investidura. Ayuso está calentando en la banda. No huele a estrategia política sino a maniobra mafiosa.

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