Difícil avanzar así. Quieren la investidura de un personaje para el que la transición se resume exclusivamente en el hecho de la redacción de la Constitución, olvidando las muertes, huelgas y encierros que costó. Un personaje que no asume que existe una crisis climática, ni tampoco que afrontarla implica cooperar sin mirar fronteras, en lugar de hacerlo mirándose el propio ombligo. Alguien cuya herramienta política son sus propias miserias: catastrofismo, alarmismo, destrucción de España, España es suya y no de todos, es ilegítimo lo que no sea yo, yo el apocalipsis, etc.
Negociar la investidura con separatistas y filo etarras no es el fin del mundo. Él y su partido, que no están libres de culpa, no deberían tirar la primera piedra sin pudor. No admitirán una legislatura estable si esta llega. Intentarán que los tiempos venideros sean lo peor posibles.
No se debería llegar a dirigente político sin tener generosidad y humildad. No quiero que mi gobierno se parezca al de Hungría. No quiero despertarme con música para desfilar
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