domingo, 24 de septiembre de 2023

AMNISTÍA, TERRORISMO O COMUNISMO. NO SON LO MISMO


Las luchas internas en la derecha muy probablemente aumentarán a partir del 28 próximo. Mientras, Sánchez sigue negociando, aunque no sepamos nada. No estamos solo ante una posibilidad de investidura, sino ante una “oportunidad” de poner en vías de solución un conflicto, de alcanzar un acuerdo que permanezca en el tiempo. Junts busca poner plazo a una votación sobre el futuro político de Catalunya, un pacto sobre su autogobierno que se vote por los catalanes. Saben que antes deben facilitar la investidura de Sánchez.
Los equipos negociadores son de pocos miembros y de la absoluta confianza de ambas partes. Lealtad y discreción, virtudes imprescindibles en cualquier negociación. Luego ambos deben cumplir. Deben alcanzar un acuerdo político que impida la vía judicial, aunque saben que PP y Vox la abrirán. Junts debe mostrarse exigente y el Psoe mostrar que no cederá a todo lo que le exijan. Puigdemont se ha sentido reconocido como interlocutor y eso ya lo pone en su saldo a favor, lo que no es poco.
Sánchez es quien marca los tiempos, ahora le toca a Feijoo y si fracasa, como es previsible, le tocará a él mover ficha. Puede que antes de lo que creemos los negociadores encuentren el punto de inflexión con un texto sólido, como para que no sea tumbado por el Tribunal Constitucional, que permita una amnistía, y en el que nadie aparezca ni como vencedor ni como vencido. No será fácil, pero eso puede permitir avanzar hacia la normalización con Catalunya. Una pregunta para hacernos todos ¿Para qué nos sirve tener a gente en la cárcel?
Feijoo ya sabía que esto sería así, nada más conocer el resultado la noche del 23 J. Sus cambios de postura desde entonces solo son parte del desconcierto de su partido y del postureo del líder para salvar su cuello. Que ahora intente el PP apoyarse en las viejas glorias del Psoe, huele a su falta de honestidad política. Creerse lo que uno mismo dice, es una forma de mirarse el ombligo para no escuchar a la calle, esperando que piense como tú. Ahora escucha la opinión de los mismos socialistas a los que no hace tanto tiempo quería verlos encerrados en la cárcel.
La derecha trata de convencer a los ciudadanos de que amnistía, terrorismo, o comunismo, son lo mismo. De nuevo se utiliza el miedo como instrumento político, precisamente por parte de quienes deberían dar más miedo, para tapar la cruda realidad, su connivencia con la extrema derecha y que perdieron las elecciones porque, aunque quieran engañar al respetable, nuestro sistema político es parlamentario y no presidencialista. Un gobierno legítimo es el que consigue el apoyo parlamentario, no el del partido con más votos. Pero como eso no les conviene, mañana toca movilización no para apoyar a su candidato, sino para que no se pueda formar gobierno desde la izquierda.
Ayuntamientos, CCAA, medios de comunicación, jueces, todos a una como en Fuenteovejuna: la amnistía viola todo lo inviolable. Constitución, la sagrada transición, la igualdad entre españoles, la unidad patria, la división de poderes, y todo lo que se les ocurra dicen que están en peligro. Si se piensa con serenidad, lo único que quieren provocar con esta maniobra es incendiar Catalunya, generar más independentismo, sin el que su discurso carece de sentido. Piensan que ya vendrán ellos a aplicarles el 155.
La legalidad de la amnistía puede ser polémica. Para cada gusto hay sus argumentos. Una amnistía elimina los efectos del acto ilegal, pero no significa que si se vuelve a cometer el acto deje de ser castigable, eso es falso, pero eso se está argumentando por la derecha. Si se repiten los hechos vuelven a ser delitos.
Una cosa es un indulto general y otra una amnistía. Una sentencia del Tribunal Constitucional 147/1986 de 25 de noviembre, deja muy clara la diferencia entre indulto y amnistía, que no es una medida cuantitativa sino cualitativa. El indulto es competencia del gobierno y la amnistía es del Parlamento. La Constitución no incluye la amnistía, pero tampoco la excluye expresamente, sino que es una decisión política que puede adoptar el legislativo, en el Parlamento que es donde reside la soberanía popular, y no en el consejo de ministros.
Las medidas de gracia están acotadas en nuestra legislación, no pueden ser arbitrarias, sino que deben estar justificadas y basadas en el interés general, buscando la convivencia y la concordia. Y una medida de gracia nunca corrige una decisión judicial, si se cumplen los requisitos exigidos para adoptarla. Además, en un estado de derecho, siempre hay un Tribunal Constitucional que decide finalmente. En cualquier caso, nadie debería poner en duda que cualquier medida para serenar la situación en Catalunya no merezca hacer esfuerzos.
Lo de Felipe González y Alfonso Guerra merece un comentario aparte. Están heridos en su amor propio. Son un tándem, pero no son iguales. No consiguieron cargarse a Sánchez confrontándolo a Susana, y aún no han desistido en su empeño, aunque ya no pintan nada en su partido. Que Moreno Bonilla le reconozca ahora méritos a Felipe, va en su demerito entre el socialismo y contribuye a su pérdida de carisma. Aún no ha podido perdonar a Sánchez su victoria en las primarias frente a su elegida. La amnistía no es el argumento de sus críticas, es su propio ego el que está detrás. Mientras ambos hablan alto contra Sánchez, ambos callan ante la sumisión del PP a Vox.
Y lo de Guerra se lo debe hacer mirar. Hacer política con los peinados de Yolanda Diaz, es pasarse diez pueblos, y eso le pasará factura. Da igual el asunto, no le gusta nada que parta de este gobierno, ahora en funciones, y pone palos en la rueda a cualquier iniciativa que surja de él. Con su actitud están alentando un tamayazo, y lo saben. Ambos se han olvidado de que con la derecha no se va ni a misa.
Y por si aún alguien piensa que el verdadero partido socialista es el de Felipe y Guerra, hoy leía en un medio lo acordado por ellos en el Congreso de Surennes, donde accedió Felipe a la secretaria General y Guerra a la de Organización. El texto ya decía textualmente así: “La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas, que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español”. Donde ayer dije digo, hoy digo Diego.
Como dice Dylan, los tiempos están cambiando, pero algunos se empeñan en negarlo. Renovarse o morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CAMBIO DE FASE

Se acabo la fase uno con Feijoo. Entramos en la siguiente fase, esperemos que, con Sánchez, porque el monarca es competente para darnos sorp...