El próximo día 14 de noviembre
se celebra el Día Mundial de la Diabetes. Hoy son más de 425
millones de personas en el mundo las que presentan esta enfermedad, lo que
significa que la padece una de cada once, y las
previsiones indican que en 2030 serán ya 522 millones de la población mundial
quienes la padezcan.
Aunque son varios tipos de diabetes las
que hoy conocemos y diagnosticamos, básicamente las clasificamos en dos: Diabetes
tipo 1 en la que los síntomas aparecen generalmente en la infancia;
y Diabetes tipo 2 que es la más frecuente y que aparece a lo
largo de nuestra vida por diferentes circunstancias (obesidad, edad...) De las
cifras anteriores, casi un 90% son casos de diabetes tipo 2,
curiosamente el tipo que en mayor medida podemos y debemos
prevenir. En su prevención, desempeñan un papel fundamental la
familia, que es el núcleo más próximo desde donde se pueden abordar
los factores de riesgo que pueden ser modificados para evitar o retrasar su aparición.
Es muy importante que todas las personas con diabetes y sus familias
puedan tener acceso a la educación en diabetes y que reciban un apoyo
continuado para que el paciente alcance el autocontrol de la enfermedad, lo que
redundará en un menor impacto emocional por la presencia de la enfermedad, y en
una mejor calidad de vida del paciente y de su familia.
Las cifras señaladas nos indican que la
totalidad de las familias, o ya están afectadas por la enfermedad, o lo estarán
muy probablemente a corto o medio plazo. Eso hace
especialmente importante la labor de los profesionales sanitarios para
su diagnóstico, puesto que una de cada dos
personas que actualmente presenta diabetes no está diagnosticada. El diagnóstico
y el tratamiento temprano son claves para prevenir las complicaciones y
obtener mejores resultados con el tratamiento. Para hacer posible ese diagnóstico
precoz, es importante
el conocimiento de los signos, síntomas de la enfermedad, y cuáles
son los factores de riesgo que predisponen para su
aparición. Sus síntomas pueden ser leves e incluso no ser perceptibles, por lo
que puede pasar desapercibida. Cuando se presentan
síntomas, los más frecuentes son la sed excesiva, una micción
frecuente, la sensación de cansancio o falta de energía, sensación
de visión borrosa, la cura lenta de las heridas, o
el entumecimiento de pies y manos.
Los profesionales
sanitarios podemos realizar pruebas de cribado en la población con mayor riesgo
y para ello necesitamos identificar, lo antes posible, los llamados factores
de riesgo. La existencia de sobrepeso u obesidad en un
individuo, ya debe ponernos en alerta, y buscar si
existe uno o más de los siguientes factores: familiares de
primer grado con diabetes; historia personal de enfermedad cardiovascular;
hipertensión en tratamiento o sin él; cifras de c-HDL (el llamado colesterol
bueno inferiores a 35 mg/dl y/o triglicéridos superiores a 250 mg/dl; pacientes
con diagnóstico de síndrome del ovario poliquístico;
sedentarismo; mujeres con antecedentes de Diabetes durante el embarazo
(Diabetes gestacional); y de manera general en todos los adultos a partir de
los 45 años. Si el resultado de la prueba de cribado es normal, esta
prueba debería ser repetida en 3 años, o más frecuentemente en función del riesgo
de cada paciente.
La diabetes es
una enfermedad muy costosa para el individuo, su familia, y el conjunto del sistema
sanitario. No podemos ignorar que, en muchos países, el coste de la inyección
de insulina y el control diario de la glucemia (cantidad de glucosa
en sangre) puede suponer la mitad de los ingresos medios de una familia, y que
el acceso regular a medicamentos esenciales para la diabetes está fuera de su
alcance en muchos casos. Pero no solo es costoso económicamente su abordaje para el
individuo y la familia, sino que tiene un coste inmenso sobre la calidad de vida del
paciente. Del acceso a medicamentos y a los cuidados para
la diabetes, depende también disminuir los costes que las complicaciones de
la enfermedad causarán al conjunto del sistema sanitario del país, puesto que
el coste de tratar las complicaciones de la diabetes, es mucho más elevado que
el tratamiento precoz la enfermedad, que básicamente consiste en una dieta
adecuada y la realización de ejercicio diario.
Sus complicaciones son muy conocidas,
aunque en ocasiones no relacionamos su origen con esta enfermedad. La
Diabetes es la principal causa de enfermedad cardiaca, de accidente cerebrovascular,
de ceguera, de insuficiencia renal y de amputación de extremidades inferiores.
El tratamiento de todas esas complicaciones consume la inmensa mayoría de los
recursos sanitarios de un país. Esto hace mucho más válida
la afirmación evidente de que la prevención es mejor que
la curación. Si podemos prevenir la aparición de la diabetes mediante la
actividad física regular, con una dieta sana y equilibrada, y mediante la
promoción de entornos de vida saludables, estaremos ahorrando recursos a
nuestro sistema sanitario.
Lograrlo, y a la vez, hacer que las
familias puedan ejercer ese papel clave, requiere disponer hoy de
recursos para la educación diabetológica; de un entorno y un estilo de vida
saludables; y de un sistema sanitario, convenientemente dotado, y con
profesionales formados en esta materia. Todos estos aspectos se
complementan entre sí. Supone tener que invertir hoy para evitarnos un mayor
gasto mañana. Parece que el Día Mundial de la Diabetes empieza a hacer visible
la importancia que representa frenar su crecimiento.
Ha sido impulsada por la Sociedad Española de Diabetes, la celebración, el próximo
14 de noviembre en el
Congreso de los Diputados, de un acto informativo y divulgativo para los
parlamentarios españoles. Esperamos que este acto sirva para que todos los grupos
políticos tomen conciencia de su importancia, y no se limite a una
simple oportunidad de realizar una foto conmemorativa para
después pasar página.
Pero no debemos
esperar que todo lo hagan los representantes públicos. Hagamos cada uno nuestra parte en
esta tarea que debe ser conjunta. Aprovechemos este Día Mundial de la
Diabetes para: aumentar la conciencia social sobre el
impacto que la diabetes tiene en la familia; para conocer que los enfermos
precisan de una red de apoyo; para favorecer que desde
los consultorios de Atención Primaria y Hospitalaria, se profundice en el diagnóstico temprano y en el
correcto abordaje terapéutico; la importancia de las oficinas de farmacia
en el consejo en diabetes, nutrición y ejercicio; y para que la
administración facilite los recursos necesarios para frenar el crecimiento
exponencial que hoy tiene esta enfermedad.
Prevenir siempre es
mejor que curar. Y además es más barato.
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