En el documento de
Resoluciones del 39 Congreso, en el apartado de Modelo de Partido, podemos
leer: “Para una mayor imparcialidad en los procesos de primarias, los
candidatos que ocupen puestos orgánicos, durante los procesos de primarias,
quedarán suspendidos de su cargo, quedando delegadas automáticamente sus
funciones en la persona u órgano que las normas prevean que lo sustituye en sus
funciones temporalmente”. En otro párrafo de esas resoluciones también se
señala. “Se garantizará el acceso de todos los candidatos en condiciones de
igualdad a los medios del Partido para llegar a los militantes o
simpatizantes”.
Si ambos candidatos se han comprometido
a aplicar esas resoluciones, el actual Secretario General debería mover ficha,
para hacer visibles esos dos aspectos fundamentales; la neutralidad y la
igualdad. ¿Está garantizada la neutralidad de los órganos regionales, respecto
a ambos candidatos? No debería ponerse en duda, si la supervisión de Ferraz es
exhaustiva, pero lo que se denuncia en las redes sobre procesos de primarias en
provincias andaluzas, no hace pensar que esa supervisión exista de manera
firme. Las suspicacias parten del hecho de que el actual SG sea de nuevo
candidato, que hasta hoy no ha quedado “suspendido de su cargo”. Pero si lo ha
sido, el hecho de que la Secretaria de Organización sea ejercida en este
proceso por alguien designado para ello por ese anterior SG, tampoco ayuda a
despejar las dudas de los suspicaces
El segundo aspecto de la
igualdad de condiciones, tampoco es fácil garantizarla entre quien además de
candidato ejerce la presidencia de la región, y quien hasta hace muy pocas
fechas era prácticamente un desconocido para la mayoría de los militantes
regionales. Para evitar la desigualdad, debe quedar garantizado que los equipos
de ambos candidatos puedan disponer de similares recursos para la campaña, de
censos actualizados de electores, y contar de facilidad de acceso a la
documentación que precisen por parte de la secretaría de organización.
Sin embargo, será inevitable
que muchos los militantes opinen que los actuales dirigentes, que pretenden
seguir en la secretaria General, o formando parte de su equipo, son
incombustibles. Muchos han estado con varios secretarios generales, sin que el
cambio de la persona les haya supuesto su movilidad. Su perenne presencia les
convierte en mucho más responsables que los sucesivos secretarios generales, de
haber llevado a la organización a una batalla fratricida de la que
inevitablemente saldrá con heridas de difícil cicatrización.
Si esos personajes pensaran
en socialista, y sintiesen el respeto que se merece este viejo partido, se
irían solos y en silencio. Pero parece que a pesar de tener enfrente a una
parte importante de la militancia, y de saber el recelo que despiertan,
prefieren continuar propiciando los destrozos que su oscuro papel ha producido
entre los militantes. Cuando pase el tiempo y las cicatrices no sean ya tan
visibles, será el momento de valorar lo ocurrido, y en ese momento nadie dudará
que el origen del problema fuera la ambición sin límites de algunos.
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