Hoy se cumplen dos meses de las
elecciones generales, y casi tres semanas de que el Jefe del Estado propusiese
a Sánchez como candidato a la investidura. La idea de Sánchez es conformar un
gobierno de cambio que permita desalojar al PP,
lo que solo será posible si logra el entendimiento con varias de las
distintas fuerzas políticas parlamentarias, pero siempre con la idea de que ese
acuerdo permita poner en marcha políticas progresistas. Trascurrido ese tiempo,
hasta hoy sábado solo está claro el acuerdo logrado con Coalición Canaria, pero
eso solo le asegura el apoyo de noventa y un parlamentarios, que es a todas
luces insuficiente.
Según las informaciones de los
medios, parece que también podría estar próximo un acuerdo con Ciudadanos, pero
aun así, el resultado continuaría siendo insuficiente para la investidura. Si a
eso se añade que un acuerdo con los de Rivera
le cerraría a Sánchez las puertas a poder alcanzarlo con Podemos,
Compromis e IU, las perspectivas de lograr la investidura continúan lejanas.
Tras este periodo de consultas y reuniones, el PSOE está obligado a responderse
a una disyuntiva: si opta por caminar por la izquierda o por la derecha del desfiladero.
Sea cual sea la decisión que se
tome, en Ferraz saben que ambos senderos no están exentos de peligros, y que
desde luego, no es lo mismo transitar por un lado que por el otro. Conocidas ya
los condicionantes de Ciudadanos como primera opción, y ayer el PSOE decidió
explorar la segunda alternativa accediendo a sentarse con los propuestos por
Garzón, debiendo el PSOE correr un tupido velo sobre la propuesta que el lunes
le hacía Podemos que sonaba más a imposición que a búsqueda de coalición, pero manteniendo
dudas muchos socialistas y no socialistas, respecto a si tras la oferta de
Garzón, no hay una mano que mece la cuna, y esa sea la mano de Iglesias.
Como estamos en fin de semana,
que no nos agobien las prisas por saber la respuesta, porque en unos días veremos el primer balance, y lo mejor hoy es
centrarse en lo importante, que no es otra cosa que explorar el territorio en
el que se planeta esa negociación para ver si es posible ese acuerdo. En
cualquier caso, piensen los reticentes a ese acuerdo, que con las sumas que se
alcanzan por el camino de la derecha, al PSOE está obligado a explorar la otra
vía del proceso si quiere ver posible esa investidura. Lo que parece claro es
que la opción de Ciudadanos solo no le garantiza la investidura, puesto que ni
PP ni Podemos se abstendrían.
Pero llevan razón los escépticos
de que las dos vías son para pensarse muy bien donde se apoya el pie para el
siguiente paso en el sendero. Decidirse por la primera opción, hará entender
que Sánchez está pensando en que repetiremos las elecciones, y que este tiempo
de negociación le puede permitir hacerse fuerte en el discurso de “yo le he
intentado, y si no ha sido posible es por la intransigencia de Iglesias”.
Mientras que si apuesta por el pacto a cuatro, puede lograr la presidencia del
gobierno, pero cualquiera que conozca el patio, sabe que los problemas internos
están garantizados.
Algo que no debería pasar
desapercibido para quienes elucubramos sobre las posibles salidas a esta
tesitura, pero que suele olvidarse, es que Podemos también está necesitado de
pactar con el PSOE porque en ello está la única oportunidad que tiene para
participar en un gobierno. Seguro que eso debe estarse valorando en su cúpula,
desde la que ya no se escuchan frases como "casta", o "PP es
igual que PSOE", aunque si se sigan viendo en los muros de muchos de sus
votantes en las redes. Aunque Iglesias sigue escenificando que es el vencedor
de las elecciones, sabe que eso no es así y que por mucho que exija al PSOE que
acate todas sus exigencias, su situación tampoco es la ideal para exigir más de
lo que su número de parlamentarios le otorga, aunque siga hablando del número
de sus votantes.
La propuesta de Garzón obliga al
PSOE a decidir, pero también a Podemos a aparcar su soberbia, sus exigencias,
sus ultimátum a Sánchez, y el verse con él a solas. El aceptarla Sánchez ha forzado a mover ficha
de Ciudadanos y al PP que ahora han acordado reunirse. Aunque muchos solo vean
que el tiempo corre, lo cierto es que el 3 de marzo la cuenta atrás empieza,
pero no finaliza ese día. Y será a partir de esa fecha, cuando si alguien hace
predicciones sobre lo que puede ocurrir, lo hará con menos opciones de
equivocarse que hoy.
Mientras ese día llega, Podemos
se muestra con menos prisa que el PSOE, y aparentando que sobre ellos hay menos
presiones, en teoría. Por otro lado Ciudadanos juega al intermediario y el PP a
decir que o ellos o el caos. Sin embargo, dos meses es mucho tiempo para que
alguno no pueda verse obligado a rebajar sus pretensiones y cambiar las cartas.
Lo que sí parece claro es que mientras Sanchez no tome una decisión, Podemos y
Ciudadanos se verán obligados a hacer concesiones para excluirse mutuamente de
la negociación, y entonces puede que las imposiciones se vean como cesiones.
El transcurso de los días pueden hacer hasta que
el PP apartase a Rajoy buscando un acuerdo que le permita mantener el gobierno,
lo que hoy ya no es descartable porque muchos en Génova empiezan a pensar que
hay vida después de Mariano. Si se mira el respaldo mediático que en campaña se
le prestó a Rivera, no debería ser una sorpresa que Rivera fuese también el
candidato a la presidencia, ya era el deseado por Bruselas y el gran capital, y
en Génova obedecen ciegamente a la Troika y lobbys colaterales.
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