lunes, 15 de febrero de 2016

EN HOMENAJE A GROUCHO MARX: MÁS MADERA


Podemos sale de su ostracismo de los últimos días, y lo hace mediante la presentación de una propuesta alternativa a la hecha desde el PSOE. Es de suponer que se la habrá remitido no solo al PSOE, sino a las demás formaciones políticas de acuerdo en desalojar al PP del gobierno, como nuevo documento de debate para la formación de un programa común que permita la formación de un gobierno. Un nuevo documento es más madera a la caldera, pero si solo se le ha remitido al PSOE, las matemáticas nos anuncian que no será posible formar ese gobierno.
Podemos, maestro en no desaprovechar ninguna oportunidad que le permita aparecer en las portadas, ahora tiene como objetivo aparentar que maneja la agenda política. Parece difícil que lo logre, porque lo de hoy no se parece en nada a su jugada tras la visita al Jefe de Estado. Lo de entonces fue un órdago, lo de hoy no puede calificarse como tal, porque ya no está en posición de lanzarlos. En común con aquella apuesta, la de hoy tiene que de nuevo manifiestan querer la formación de un gobierno progresista y reiteran la reivindicación de algunos puestos en el consejo de ministros, aspiración legítima a todas luces, aunque paradójica para el Podemos original, que se proclamaba la voz de los indignados.
La que no ha cambiado desde sus orígenes es su hostilidad hacia el PSOE, pero ahora está bañada de una alta dosis de hipocresía. Nada se puede generalizar, porque en todo existen excepciones, pero chirría como han pasado de calificar a los socialistas como casta, para verlos como socios en un gobierno de coalición, mientras que a la vez siguen golpeándolos dialécticamente como si del mismo PP se tratase. Somos muchos los socialistas que defendemos un acuerdo PSOE–Podemos, pero basado en la transparencia y la coherencia, y con el trascurso de los días, ambas siguen brillando por su ausencia.
No es culpable de eso solo Podemos, porque es obvio que el PSOE debe reconocer que algunos líderes socialistas tampoco han sido ni transparentes ni coherentes, pero eso no le otorga a Podemos patente de corso para mantener esa actitud hacia todos los socialistas, porque la propuesta de Podemos hecha hoy, se olvida de que cualquier acuerdo para un gobierno va a ser sometido a la opinión de la militancia socialista, y alguna de sus propuestas debería hacerse buscando no tener ya el rechazo de las bases socialistas desde el principio.
Para empezar una negociación para un gobierno, a nadie se le ocurre siendo el minoritario, atribuirse la capacidad de organizar ya ese posible gobierno, olvidándose que eso le compete a su presidente. Tampoco ayuda que Iglesias mantenga una actitud personal desde la prepotencia, porque así no transmite voluntad de negociación sino de imposición. Todo hace pensar que Iglesias desea actuar como presidente con el cargo de vice, y dejarle a Sánchez el cargo de presidente pero con la capacidad de un vicepresidente.
El documento que hoy han presentado, en su mayoría son propuestas que se han realizado por el PSOE, y por lo tanto el acuerdo es fácilmente alcanzable en ellas. Pueden calificarse como propuestas poco originales, salvo la no financiación de los partidos políticos por la banca, porque el resto son propuestas conocidas y que pueden leerse en los últimos programas socialistas. Hasta ahí todo esperanzador.
Pero luego vienen dos cuestiones que imposibilitan cualquier acuerdo. La primera es no tener en cuenta que mientras no se cambie el artículo 2 de la Constitución (para lo que se necesita contar con varios partidos más), el referéndum en Cataluña hoy no es posible. Puede ser una propuesta a considerar en un futuro, pero no lo es en estas circunstancias, y aferrarse a ella como condición imprescindible para sentarse a negociar, suena más a propaganda pensando en una repetición de elecciones en Cataluña o Euskadi, que a que tengan voluntad de alcanzar un acuerdo.
La segunda es no querer percibir, que si no se cuenta como mínimo con la abstención de Ciudadanos, ese gobierno alternativo no es posible. Afirman que si en el gobierno entra Ciudadanos, ellos votaran en contra, lo que puede verse lógico desde la visión de quien piensa en un gobierno formado por un frente anti derechas, pero no si se busca un gobierno estable, y aceptable por la derecha moderada. Es una forma de decir que poco importan los acuerdos que puedan alcanzarse en la negociación de un programa de gobierno, puesto que aunque Ciudadanos lo aceptara y lo firmase, Podemos plantearía su veto. Eso tampoco parece una negociación, sino imposición.
Y puestos a elucubrar, podría ocurrir, que se alcanzara un supuesto acuerdo entre varios partidos para evitar una repetición de elecciones (PSOE, Ciudadanos, Unidad Popular, Compromis, PNV y Coalición Canaria) y que al tener más de ciento cincuenta escaños garantizase sacar a Rajoy de la Moncloa. Según su discurso, al no contar con su presencia, Podemos lo votaría en contra, posicionándose junto al PP que también votaría en contra. Entonces estaríamos obligados a concluir que el principal objetivo de Iglesias no era sacar al PP del gobierno, sino llevarnos de nuevo a las urnas.
Solo así podría explicarse, y ojala me equivoque, porque eso pondría en tela de juicio su idea de democracia, y con seguridad muchos de sus votantes podrían sentirse engañados.

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