martes, 9 de febrero de 2016

9 de febrero.- REPRESIÓN CON LOS HUELGUISTAS


Ocho sindicalistas se sientan hoy martes en el banquillo. Trabajaban en Airbus de Getafe, y participaron en un piquete durante la huelga general de 2010. Se les va a aplicar el artículo 315.3 del Código Penal, un artículo más viejo que nuestra democracia (viene de la época franquista), pero que hoy sigue siendo aplicable a cualquier trabajador que ejerza el derecho de huelga.

Se les procesa por participar en un piquete obrero, si lo hubiesen hecho en alguno de los piquetes empresariales para reventar la huelga, a nadie se le hubiese ocurrido aplicarles ese artículo. En nuestro país solo son considerados violentos los piquetes de trabajadores, los empresariales no, aunque sean esos los que crean las condiciones laborales que llevan a un trabajador a participar en una huelga.

Ya es inevitable que se sienten en el banquillo, tendrán sobre ellos la sentencia que resuelva el juzgado, pero lo importante no es solamente que el artículo se aplique a quienes participaron en una huelga de 2010, que sin duda también es muy importante, pero lo es mucho más que siga aplicándose de hoy en adelante. Eso es lo que realmente más indigna de este juicio, comprobar que los cuarenta años de dictadura fascista aún no han sido borrados después de cuarenta de democracia.

Algunos ven en la coalición de partidos de izquierdas para gobernar en nuestro vecino Portugal, un ejemplo a imitar aquí. No es posible, allí tuvieron la revolución de los claveles mientras aquí no hubo ruptura con el franquismo, sino transición al juancarlismo. Una de las consecuencias de cómo se realizó nuestro paso a la democracia, es que en nuestra legislación el derecho de huelga siempre es calificado como anexo a la violencia, y en nada influye si los manifestantes se comportan como hermanitas de la caridad. Si te pillan la vas a pagar.

Nadie habla del piquete represivo que supone una patronal que primero te coacciona para que no ejerzas tu derecho, y si no te achantas y lo ejerces, ella acabará aplicándote la penitencia por tu pecado, que si es mortal, tiene forma de despido al osado trabajador que desoyó su consejo de permanecer en la empresa, aunque sea con las persianas cerradas. El piquete patronal no es peligroso para el poder judicial, por eso nunca acaba sentado en el banquillo de los acusados. El piquete obrero si lo es siempre, de que así lo veamos ya se encargan los medios con un único objetivo: criminalizar a los huelguistas, y con ello hacer desaparecer el derecho a la huelga de entre los derechos laborales.

Ahora que se habla mucho de los programas electorales de los partidos de la izquierda, intentando atisbar si es posible un gobierno diferente al del PP, podemos leer entre sus compromisos el anular ese artículo 315.3. Solo se les puede hacer un comentario: mejor ayer que mañana. Este puede ser el momento de hacerlo, porque en la patronal no van a oponerse, ellos ya duermen tranquilos con la Ley Mordaza, que también te toca el bolsillo y te conduce a la cárcel si gritas en el piquete y alguien se siente intimidado.

Ya no somos la sociedad reivindicativa de los setenta, sino una sociedad sumida en la pasividad. Ayer fueron unos titiriteros, hoy unos huelguistas, y mañana puedes ser tú por negarte a pagar el recibo de la luz u otra disonancia con el poder establecido. Permanecemos impasibles ante este recorte a los derechos, posiblemente más duro que alguno de los que han realizados al estado del bienestar. ¿Para cuando dejamos el decir ¡Basta!?

Si ante los avisos que nos están dando esta semana, los negociadores para un gobierno de cambio siguen sin ser capaces de encontrar los puntos de encuentro de sus programas, lo pagaremos todos. Sino, al tiempo.

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