El
PSOE ha calificado de definitiva su negativa a apoyar un gobierno del PP. A
partir de este momento, empieza a cobrar toda la importancia ser capaces de comenzar
a superar las diferencias existentes con Podemos y avanzar para ver si es
posible alcanzar una coalición de izquierdas, que será la única manera de que
se vuelva a gobernar en favor de una mayoría social de izquierdas. Esa es
además la opción de gobierno que cuenta con el apoyo de más de un veinte por
ciento de los españoles.
El
PSOE está obligado a intentarlo y a hacerse cargo del deseo de cambio existente
en el conjunto de los votantes progresistas, y si es posible, incorporar a ese acuerdo
a los partidos a su izquierda dispuestos a apostar por intentar formar gobierno.
La aritmética no hace verlo como algo fácil de lograr, pero sí que es posible,
y la sensación que transmiten los partidos con su actitud de estar a la espera,
es que no hacen nada, mientras entre los ciudadanos crece la incertidumbre.
Al
margen de si los números acabaran permitiendo un gobierno posible, en una
democracia parlamentaria la pregunta fundamental es ¿en qué materias es posible
pactar para formar un gobierno? Son muchas las cosas comunes en los programas
electorales de PSOE y Podemos: la lucha contra la desigualdad, los desahucios,
la pobreza energética, mejorar la redistribución de la riqueza, la recuperación
del estado de bienestar, abordar la mejora del mercado laboral, las relaciones laborales,
la formación que mejore nuestro modelo productivo, muchos de estos aspectos
están detrás de la derogación de la reforma laboral del PP. Todos son temas en
los que el acercamiento y alcanzar el pacto parecen posibles, y son las grandes
demandas que exige esa mayoría social.
También
debe abordarse la agenda territorial. Si ahora hablar de referéndum en Cataluña
es algo no asumible por una parte, si puede serlo pactar una reforma constitucional
a medio plazo que desbloquee la situación catalana. Esa reforma puede
incorporar el derecho de los españoles a votar sobre su futuro, con todas las
garantías de legalidad. Sin miedos y buscando dar una solución definitiva a lo
que son reivindicaciones históricas no solo de Cataluña. Pero forzar la
exigencia de una reforma constitucional ya, seguramente es el mejor motivo para
no avanzar en los cambios económicos y sociales que necesitamos los ciudadanos.
Para
que un acuerdo sea posible, los responsables de ambos partidos deberían empezar
por encerrarse desde ya, y ambos ser
capaces de no arrojar la toalla y de no levantarse de la mesa hasta que tengan
definidas las medidas concretas que se pondrían en marcha, incluyendo propuestas
de ambas formaciones, desde las que ya son de principio compartidas, algunas de
ellas forman parte de la llamada ley de emergencia social, pero también otras
que el dialogo puede propiciar. No deberían incluirse aquellas que choquen con
los planteamientos europeos actuales, pero que sí podrían ser incluidas en un
bloque junto al compromiso de su negociación posterior.
Son
muchos los retos y reformas que hay por delante, y que deben someterse al
consenso. Partidos que se califican de izquierdas no pueden cerrarse en sus
posiciones iniciales, mucho menos si ambas formaciones se definen como
republicanas, federalistas y demócratas. Ni PSOE ni Podemos pueden abandonar a
sus votantes permitiendo que gobierne de nuevo el PP. Es hora de aparcar lo que
hasta ahora han sido exigencias irrenunciables, que si se analizan bien, tienen
poco que ver con los principios políticos de ambas formaciones. No estaría
demás mirarse en lo realizado en nuestro país vecino, a lo que se debe
incorporar IU como han hecho los portugueses
Si es
la postura de Podemos o la de otros, la que no permite alcanzar un gobierno
progresista, serán esas formaciones las que tendrán que explicarlo a sus
votantes durante la campaña electoral que de no alcanzarse ese acuerdo va a suponer.
Aunque aún nadie ha arrojado la toalla por considerar imposible la formación de
un nuevo gobierno, la realidad es que para algunos es como si la pre campaña se hubiese
iniciado ya la noche del 20 D. Basta leer declaraciones y ver algunas actitudes
para apreciar que son muchos los que desde ese momento, andan preocupados en que
los ciudadanos les vean lavarse las manos, para no aparecer como responsables
de unas nuevas elecciones.
El
PSOE debe demostrar que los socialistas habrán hecho todo lo posible para
evitar que esa repetición se produzca. Eso sí, todo menos que debamos suicidarnos
políticamente apoyando al PP, por eso es tan importante la negativa ratificada
hoy como definitiva.
Ha llegado el momento de empezar a caminar, no más
esperas.
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