El
movimiento ciudadano 15 M hizo aparición
en un momento en que se palpaba en el ambiente político, que los recortes
impuestos por Europa e iniciados con Zapatero y culminados por Rajoy, habían
colocado al país en auténtico riesgo de sufrir una ruptura social. Aunque se
presentaba como un movimiento de ideología próxima a la izquierda, ni el PSOE
ni IU se veían capaces de controlar esa erupción ciudadana en las calles, lo que
preocupaba sobremanera al poder económico, que veía imprescindible canalizar
esa energía desbordada dentro del sistema.
La
aparición de Podemos, dirigido por gente joven y preparada, parecía el
instrumento ideal para poder encauzarlo, le prestaron apoyo mediático, y lo
cierto es que hoy esos poderes económicos están tranquilos y afirman que el
encauzamiento pretendido, lo dan por conseguido. Y es que si se analiza el
viaje ideológico realizado por Podemos, desde los demandas de las plazas y las
asambleas, hasta lo que hoy es su programa electoral, realmente hay que pensar
que han servido para atenuar unas demandas que a la derecha le ponían los pelos
como escarpias. Lo que ya no tiene discusión es que hoy Podemos ha pasado de
movimiento a partido político, que está integrado en el sistema, y que esa
modulación en el discurso le ha llevado a ser el tercer grupo en número de
escaños de nuestro Parlamento.
Ayer
se reunía su dirección, y en la rueda de prensa posterior, Iglesias mostraba un
tono conciliador, y afirmaba que un gobierno progresista es posible aún en
España, y se permitía apelar a un sector del PSOE para que trabajen en esa
dirección. Lo que también muchos afirman es que el objetivo que como
responsable del partido se ha marcado, ha colocado a Iglesias como el principal
obstáculo, para que la izquierda pueda confluir. Y no solo es una percepción en
exclusiva del PSOE, sino que también lo es para IU. Ahondando en la herida,
ayer Iglesias acusaba a la formación de Garzón de ser la causante de que no se
alcanzase la unidad popular.
Lo
cierto es, que sí resultan demasiado frecuentes las rectificaciones de Sanchez,
no es menos cierto que Iglesias le supera con creces, y ya empiezan a verse en
las redes sociales, comentarios de votantes de Podemos, que se sienten
desconcertados por las maniobras, matizaciones, cambios de planteamiento, o
dudas sobre lo que es negociable o lo que no, a las que les está sometiendo el
líder de Podemos en estos días. Quienes no militan en Podemos, pero lo hacen en
partidos de izquierda, califican esa actitud, solo como una demostración de su
sed de poder, y todos le atribuyen una evidente falta de auto crítica en sus
errores.
Desde
su constitución como partido, hemos visto a
Podemos desplazarse de un lado a otro del espectro político, según les
ha parecido beneficioso a sus intereses electorales en cada momento. Durante la
campaña escuchábamos su discurso propio de la socialdemocracia, para después
del 20 D declararse como un partido de izquierda purista, e incluso presentarse
ya como la única opción de izquierdas posible en España. Ayer mismo, seguía en
ese viaje, ahora al centro, en busca de los que en Podemos calificaban como
“socialistas sensatos”, aunque todo hace pensar que lo hacen, no para que ese
sector apoye la posibilidad de un gobierno PSOE-Podemos, sino mucho más
pensando en que ese electorado puede ser un potencial caladero de votos en caso
de repetirse las elecciones.
Durante
toda la pasada semana, Podemos se ha
dedicado a enredar en el PSOE, con el objetivo de convertirse en el
partido referente de la izquierda desplazando a los socialistas. En el partido
de iglesias están convencidos de que si el PSOE quiere mantenerse como esa
referencia, está obligado a mostrarse como la izquierda moderada, con el riesgo
de que se la pueda identificar con el PP en algunos asuntos, y de que si en el
PSOE no se mueve ficha en pro de un acercamiento, le puedan acusar de ser el
principal responsable del bloqueo político de España. En esa difícil
encrucijada que vive el PSOE, saben que a lograr desplazarlo les ayuda la
maniobra de los barones socialistas contra Sánchez, que a la vez les beneficia
porque desde los socialistas se está transmitiendo la imagen de un partido, que
solo está en sus peleas internas.
Es
lógico para cualquier partido, perseguir ser cada vez más fuerte como formación
política como está haciendo Podemos. Pero también es lógico pensar que sus hoy
compañeros de cartel en algunos territorios, deberían palparse la ropa a
diario, puesto que si Podemos alcanza su objetivo, ya no les quedará ninguna
capacidad de maniobra para alejarse de ese nuevo poder, y se convertirían en
los siguientes de la lista a fagocitar, a continuación de IU y PSOE. Ese es un
escenario que seguro valoran Compromis, las Mareas gallegas e incluso En Comu
Podem.
La
suma de todas estas estrategias, apunta a afirmar que lo único que le interesa
a Podemos es su crecimiento como partido, sea a costa del voto socialista o de
los votantes de IU, y busca a corto plazo
presentarse como la única opción de izquierdas. Pero si logra su
objetivo, asistiremos a un hecho paradójico, que quienes nacieron para acabar
con el bipartidismo, tienen como estrategia volver a un bipartidismo diferente:
el de PP-Podemos. Luego será el momento de no dejar lugar ni para la
socialdemocracia ni para la izquierda tradicional.
De
todo lo expuesto, parece deducirse que lo fundamental para Podemos es la
estrategia, como ya demostraron al renunciar a sus siglas en las elecciones
municipales, dando así prioridad al cálculo y conveniencia electorales como
partido, sobre el beneficio que pudiese otorgar a los ciudadanos su tarea
política en las corporaciones locales. O como ahora vuelve a apreciarse en su
estrategia post 20D, al fijar como línea roja, la celebración del referéndum en
Cataluña, definiéndola como la primera condición para cualquier negociación
obre un gobierno progresista.
En
Podemos saben bien como jugar ese juego, y han conseguido que su objetivo de
desgaste a los socialistas, se haya visto favorecido por la reacción del PSOE,
obstinado en calificar también como línea roja infranqueable la posibilidad del
referéndum, olvidando que esa fue una propuesta del PSC. La respuesta de Ferraz
favorece lo que pretende Podemos, hacer del referéndum la justificación para
imposibilitar el dialogo. Los ciudadanos ajenos a ambas formaciones, empiezan a
pensar que detrás de ambas posturas, los dos partidos persiguen sacar tajada
electoral, sin importarles la opinión de sus votantes.
Si
se analiza porque se da tanta importancia a esa consulta, nos damos cuenta que
este asunto lo arrastra nuestra democracia desde hace mucho tiempo sin buscarle
una solución definitiva. La derecha lo vende como una amenaza de ruptura de
España, lo que le permite buscar rédito electoral como garante de la unidad. La
izquierda está empeñada en creer, que a
los ciudadanos solo les importan los recortes y el paro, sin asumir que no
puede ignorar el problema territorial. Para todos es un lastre, que debe
resolverse ya, pero que siempre ha dado miedo acometer su solución. De no
abordarse de una vez, lo seguirán usando como arma arrojadiza útil para desviar
la atención en el momento que políticamente interesa, como está ocurriendo de
nuevo ahora.
Mientras
Rajoy sigue con sus presiones al PSOE para que se abstenga, los responsables
políticos de la izquierda continúan en su debate de si son galgos o son
podencos. Los ciudadanos ven que el 20 D ha dibujado una España ingobernable, y
ya no les valen las grandes frases que suenan bien pero que no les llevan a
nada. Los votantes del PP esperan, pero son muchos los votantes de izquierdas,
que se consideran capaces de limar las diferencias, antes que sus
representantes en PSOE y Podemos. Algunos ya prefieren de nuevo las urnas,
antes que tener como alternativa al PP, un gobierno progresista, pero inestable
que es la sensación que transmiten sus protagonistas antes de sentarse a hablar.
Los votantes de socialistas y de Podemos, se preguntan si ante el desencuentro de
las direcciones, ellos pueden hacer algo.
En
los días que vienen todo serán movimientos de las piezas sobre el tablero,
aunque muchos ciudadanos empiezan a estar cansados de tanto juego. En resumen,
al PSOE le sobran problemas, a Podemos le sobran estrategias, y al conjunto de
la izquierda le falta la unidad que nos permitiría no tener que sufrir otros
cuatro años de PP.
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