Transcurridas cinco semanas desde el 20 D, la mayoría de noticias que nos llegan son interesadas, y pocas reflejan una realidad tan clara, como que repetir las elecciones, supone asumir que estaremos ante el fracaso más importante de nuestra democracia desde su instauración. Si eso ocurre, lo mínimo que se podrá afirmare es que a nuestros líderes políticos se les podrá calificar como ineptos. La situación de ninguno de esos líderes individualmente es fácil, pero su obligación es trabajar para que esa circunstancia no se produzca.
Para las bases socialistas, no es posible asumir que la salida que propicie el PSOE sea permitir un gobierno del PP, aun teniendo ese partido siete millones de votantes. Nadie con mentalidad de izquierdas puede plantearse que después de los cuatro años vividos bajo su gobierno, y la podredumbre que rezuma en ese partido, esa pueda plantearse como opción a valorar. Por mucho que algunos pesos pesados del socialismo se empeñen en ver esa alternativa como posible e incluso recomendable, se olvidan que en cualquier democracia europea un partido en la situación del PP, no se plantearía la posibilidad de gobernar, estaría en vías de ser ilegalizado, y para sobrevivir ya habría afrontado su refundación.
Eso solo permite ver como posible un gobierno por la izquierda. Sin embargo, la salida por la izquierda solo será posible, si en el PSOE es real el deseo de cambio y se toma como un reto absolutamente inaplazable. La peor decisión en política es la que no se toma, y la indecisión que mañana día 30 podría darse en el Comité federal, conducirá a repetir los comicios. Hacerlo sería un paso atrás, en un momento en el que un paso adelante puede volver a situar al PSOE en el lugar del que nunca debió moverse: la izquierda.
Nadie dice que eso sea fácil, pero es imprescindible para que el candidato socialista pueda optar a la investidura. Son muchas las coincidencias programáticas entre las formaciones de izquierdas con representación parlamentaria y eso es lo que realmente debe ponerse por delante de cualquier interés partidista. No es un salto en el vacío, sino desplazarse hacia la izquierda del espectro político, a donde su militancia le exige.
Si los miembros del Comité no apoyan ese planteamiento, el Secretario General, debe pedir a la militancia que se pronuncie al respecto de que pacto de gobierno desea. Es tiempo de que se deje en el pasado la práctica habitual en el PSOE, de que los cargos opinen por los militantes sin consultarles lo que ellos desean.
Lo que muchos describen como una situación de difícil solución, es en realidad la mayor oportunidad que se le va a presentar al PSOE para modernizar de una vez el partido que es lo que desean sus bases. La cuestión de si eso será posible con la actual estructura de decisión del PSOE, solo puede tener una respuesta, y si hay división de opiniones, que decidan las bases socialistas con su voto. Quienes en la dirección se opongan a esa consulta, estarán admitiendo que la respuesta de las bases dejaría en evidencia la separación existente entre el aparato del partido y sus militantes.
Ya iniciado el sábado que puede resultar clave para ese cambio, solo puedo pensar que aún estamos a tiempo de volver a ser un partido de izquierdas. Hoy puede ser un gran día.
Buenas noches
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